La semana pasada tratábamos el tema de la persistencia. Opositar, decíamos, es persistir. Es decir, el éxito en las oposiciones, como en tantas cosas en la vida, consiste en repetir acciones sin desmayo. La repetición es la que va a obrar el milagro de que las cosas salgan mejor y se vayan acercando poco a poco a nuestra mejor obra. Como dicen mi maestro de karate-do, “aprendemos una técnica un día y pasamos toda una vida perfeccionándola”. En esta sencilla máxima oriental se halla una de las verdades más grandes de la vida. El aprendizaje es un camino de perfeccionamiento (justamente karate-do quiere decir camino en japonés). Si aprendemos a hacer una receta, poco a poco la iremos haciendo mejor hasta el final de nuestra vida, de ahí que las abuelas sean grandísimas cocineras. De la misma manera, cuando aprendemos a leer literatura (y en este sentido podéis visitar mi nuevo blog, www.lahispaniola.es, en el que cuelgo las clases de literatura que doy a mi curso de 2º de bachillerato) vamos desarrollando la técnica de lectura literaria, poco a poco, hasta nuestra vejez. La experiencia es la madre de la ciencia.
¿Y cómo podemos aplicar esta máxima al estudio de las oposiciones?
En las oposiciones se trata de acumular conocimientos. Persistir en ese aprendizaje una y otra vez hasta que esos conocimientos vayan almacenándose y llenando nuestro cerebro. La clave, por tanto, está en almacenar y retener en la memoria todos los contenidos de todos los temas de las oposiciones. Es, como vemos al paladear la frase que acabo de escribir, un reto apasionante y arduo. Saberse las 644 páginas de que consta nuestro temario no es tarea sencilla ni se hace en una hora. Por eso hay que persistir. En este sentido hay dos pasos.
El primer paso para aprenderse un tema de oposiciones es memorizarlo.
Efectivamente esa es la primera tarea. Ejercitar la memoria a corto plazo. Nos aprendemos un tema en veinte o treinta horas de estudio, en una o dos semanas y estamos más que satisfechos, orgullosos de haberlo conseguido. Supongamos que es el tema 47. Sabérselo es fantástico porque no hay muchas personas en España que se sepan ese tema. Formamos parte de una élite cultural, lo que nos da el derecho moral a poderlo transmitir a los más jóvenes. Gracias a que lo sabemos, la sociedad nos necesita para comunicarle ese contenido a las nuevas generaciones. Esa (y no otra) es la función básica del profesorado: transmitir nuestra cultura.
Pero no hay que quedarse aquí. La memoria de este tema, como las recetas, como las técnicas del karate-do solo pueden almacenarse y perfeccionarse si las repetimos constantemente. Si no volvemos a hacer el plato y si no volvemos a practicar cada técnica, olvidaremos lo almacenado, lo que supondrá tirar a la basura todo el esfuerzo realizado al estudiar. ¿Acaso no nos hemos dado cuenta que si dejamos de lado un tema un par de semanas la memoria del mismo se resiente enormemente? De hecho, hay muchísimas personas que durante los años en que no hay oposiciones no estudian nada y al año siguiente en que sí las hay, deben empezar prácticamente desde cero.
En las oposiciones, el repaso es más importante que el estudio
Y esto nos lleva a la conclusión final: en las oposiciones persistir quiere decir repasar. El repaso es la herramienta que nos permite almacenar los temas en nuestro cerebro para siempre. El repaso es lo único que puede hacer que el tema no se nos olvide y que el esfuerzo realizado al aprender la técnica no se desperdicie por falta de previsión. El repaso es el hormiguero en el que la hormiguita introduce sus alimentos para toda la vida. Por tanto, yo siempre he dicho que las oposiciones no se aprueban estudiando, sino repasando.
Las bondades del repaso
El repaso es lo que va a conseguir que nosotros nos sepamos bien el tema hasta el punto de que se acabe solidificando con nuestro cerebro, pasando a formar parte, ya sí, de nuestra memoria a largo plazo y de nuestro acervo cultural. De niño se me quedó grabada una frase que curiosaente oí a un político, Fraga, que decía: “la cultura es el poso que queda después de haber estudiado mucho” y creo que hay gran parte de verdad en ello.
Ese acervo, ese dominio del temario, nos va a dar grandes satisfacciones en el trabajo con los alumnos. Yo no he preparado jamás una clase teórica con mis alumnos. Y la razón es que me sé el temario. Unos temas más y otros menos, domino el temario de las oposiciones en su totalidad. Este dominio acaba ayudándome (y mucho) a la hora de ganarme la autoridad y facilitar la disciplina en mis clases, porque independientemente de que a los alumnos les guste más o menos la literatura, lo que captan es que su profesor sabe de lo que hable y tiene el derecho y la autoridad a enseñar. Creo que una parte de los problemas de disciplina que hoy hay en las aulas se deben a que demasiados profesores no dominan los contenidos que imparten y eso les lleva a estar nerviosos y en tensión toda la clase, elemento que captan sus alumnos.
El éxito en las oposiciones está en el repaso
Y por ello, la clave del éxito en las oposiciones está en tener un buen método de repasos. Yo llegué a esa conclusión el primer año en que estudié las oposiciones. Tardaba una hora en repasar cada tema. Al llegar diciembre, me di cuenta de que sería imposible repasar más de veinte o veinticinco temas en una semana, con lo que me enfrentaba a una disyuntiva: o bien tomaba un tema nuevo y no repasaba esa semana (lo que afectaría a mi ritmo para tomar temas nuevos) o bien repasaba y no tomaba tema nuevo. Visto por donde lo viera, la clave estaba en repasar más rápido. Y de ahí surgió nuestro método de estudios y repasos Opohispania que consigue la memorización completa de cada tema y sobre todo, el repaso de cada tema en quince minutos. Y digo consigue porque es una realidad que se consigue. Lo conseguí yo y lo han conseguido decenas de personas que lo han intentado con fe siguiendo nuestras indicaciones. Nuestro método recomienda repasar cada semana todos los temas que llevemos estudiados, haya oposiciones ese año o no. Al principio se repasa un tema en treinta o cuarenta minutos, luego se baja a veinte y luego a quince. Repasar cada tema en quince minutos supone repasar veinticuatro en seis horas, con lo que disponemos de muchas para seguir avanzando y tomando nuevos temas. Pero no nos conformamos con esto y luego bajamos a diez e incluso a cinco minutos por tema. Esto es posible porque yo y otras personas lo hemos hecho gracias a una técnica que se aprende y se perfecciona semana a semana: el método de repasos Opohispania. Repasar cada tema en diez minutos equivale a repasar sesenta temas en diez horas. Repasar cada tema en cinco minutos equivale a repasar el temario entero en seis horas. Esto es conseguible con nuestro método de repasos y es la forma de aprenderse para toda la vida el temario, ganar autoestima como persona y como profesor y ganarse el derecho moral a disfrutar de un trabajo público sirviendo a la sociedad y trasmitiendo a las nuevas generaciones nuestro acervo cultural. Ese es el reto al que te animamos a sumarte.