Hoy es lunes 6 de mayo. Comienza una importantísima semana para las personas que opositan este 2019 y muy especialmente para las que lo hacen en la Comunidad Valenciana porque serán quienes lo hagan en primer lugar. Es el momento de volcarse sin escatimar esfuerzos preparando todas las pruebas de la oposición. Hoy es también el día en que damos la solución de nuestro acertijo, que sirve para preparar la prueba de comentario de las oposiciones de Lengua castellana y literatura.
Siempre hemos dicho que la importancia de acertar el texto estriba en la cantidad de personas que en el mismo tribunal lo identifiquen. Si nadie lo hace y nosotros acertamos el autor y lo situamos en la historia de la literatura razonadamente, tenemos ventaja. Pero si hacemos eso mismo y la mayoría identificó exactamente obra, autor y situación en la misma del fragmento, estamos en desventaja. La oposición siempre es una competición relativa.
Esta semana hemos tenido tres acertantes. Mercedes Mateos ha identificado la prosa de Galdós y tanto Dani ED como Laura Fernández han señalado acertadamente que se trataba de El amigo Manso (1882), la novela del escritor canario. ¡Enhorabuena para todos! Ojalá el día D tengan la misma fortuna. Efectivamente se trataba del final de la novela en la que Galdós analiza de forma burlona la filosofía krausista, que tanta influencia tuvo en la elite progresista española.
Y nada más por hoy, el miércoles volveremos con nuestra entrada de fondo. Saludos y ánimo.
Y a medida que el tiempo pasa se van olvidando todos de mí, que es un gusto. Lo más particular es que de cuanto escribí y enseñé apenas quedan huellas, y es cosa de graciosísimo efecto en estas regiones el ver que mientras un devoto amigo o ferviente discípulo nos llama en plena sesión de cualquier academia el inolvidable Manso, si se va a indagar dónde está la memoria de nuestro saber, no se encuentra rastro ni sombra de ella. El olvido es completo y real, aunque el uso inconsiderado de las frases de molde dé ocasión a creer lo contrario. Diferentes veces he descendido a los cerebros (pues nos está concedida la preciosa facultad de visitar el pensamiento de los que viven), y mtiéndome en las entendederas de muchos que fueron alumnos míos, he buscado en ellos mis ideas. Poco, y no de lo mejor, ha sido lo descubierto en estas inspecciones encefálicas, y para llegar a encontrar eso poco y malo, ha sido preciso levantar, con ayuda de otros espíritus entrometidos, los nuevos depósitos de ideas más originales, más recientes, traídas un día y otro por la lectura, el estudio o la experiencia.
De conocimientos experimentales he hallado grandísima copia en Manuel Peña. Lo que yo le enseñé apenas se distingue bajo el espeso fárrago de adquisiciones tan luminosas como prácticas, obtenidas en el Congreso y en los combates de la vida política, que es la vida de la acción pura y de la gimnástica volitiva. Manuel hace prodigios en el arte que podríamos llamar de mecánica civil, pues no hay otro que le aventaje en conocer y manejar fuerzas, en buscar hábiles resultados, en vencer pesos, en combinar materiales, en dar saltos arriesgados y estupendos.