¿Cuál es la mejor manera de preparar las oposiciones? (3) ¿Por qué un preparador?

¿Cuál es la mejor manera de preparar las oposiciones? (3) ¿Por qué un preparador?

En las últimas semanas hemos desarrollado algunas entradas centradas en la mejor manera de preparar las oposiciones. Así desarrollamos una entrada explicando que las oposiciones son una aventura individual y otra incidiendo en que, por tanto, la preparación ha de ser individualizada. Hoy tratamos un tema relacionado con esto último.

¿Por qué puede sernos útil un preparador?

Son miles de personas las que cada año deciden opositar. Ante sí se encuentran con una tarea hercúlea: construir y dominar un temario, conocer el currículo para realizar una programación y exponerla, y dominar los elementos centrales del ejercicio práctico. Obviamente este proceso se puede hacer de forma solitaria, sin contar con ayuda externa. Podemos hacernos nuestro propio temario, construir nuestra programación y alcanzar el dominio del ejercicio práctico. Todo eso es posible y, además, es gratuito. Así que, ¿por qué no hacerlo así?
Las razones por las que un preparador nos puede ayudar son variadas. Veremos las esenciales.

Ahorrar tiempo

Un preparador es una persona que nos puede ahorrar muchísimo tiempo, dividiendo por dos, tres o incluso por cuatro las horas que dedicarás al estudio. Hay un cálculo sencillo: si hacer un tema nos cuesta unas veinte horas (por poner un ejemplo de un tema básico) y estudiarlo otras veinte, es evidente que en doscientas horas podremos o bien estudiar diez temas o bien preparar y estudiar tan solo cinco temas.

Resolver dudas

Es bueno contar con una persona que pueda resolvernos las dudas, sobre todo al principio, cuando todo nos sueña extraño y la incertidumbre, el miedo y el desconocimiento nos impide avanzar. Hay veces que una duda sobre un aspecto de la programación o sobre un pasaje del temario nos impide seguir el avance. De ahí que el sistema que tengamos de resolución de dudas debe ser rápido y eficaz. En Opohispania resolvemos las dudas, por norma general, entre y 48 horas, aunque la mayoría se resuelven antes de 24 horas. De esta manera podemos avanzar.

Recibir orientaciones

El preparador también nos va a servir para darnos orientaciones de todo tipo que nos permitan afrontar y resolver los múltiples problemas que la oposición nos va a interponer en el día a día. Es decir, va a poder anticiparnos las claves de una buena preparación, nos va a dar un calendario y una guía para dosificar nuestro esfuerzo y nos va a plantear una estrategia eficiente para alcanzar la meta.

Corregir nuestras tareas

Si todo lo que hemos señalado anteriormente es importante, hay una cuestión que bajo mi punto de vista es la más importante de todas: que alguien externo nos diga cuáles son nuestros puntos fuertes para potenciarlos y nuestros puntos más débiles para corregirlos. Miles de personas se lanzan a la aventura de las oposiciones sin tener una conciencia clara de su situación en cada uno de los aspectos tratados. Llegan al ejercicio sin confianza en que lo que hacen está bien y, en muchas ocasiones, acaban viendo su nombre convocatoria tras convocatoria entre los suspensos o las notas más bajas del tribunal. Es absolutamente erróneo presentarse a una prueba sin haber recibido correcciones de nuestro trabajo porque es ir a ciegas.

Ganar confianza

Las oposiciones son una prueba muy dura desde el punto de vista psicológico. Quien las ha preparado lo sabe y la función fundamental del preparador, si sumamos todo lo dicho hasta ahora, es dar confianza al opositor. Hace pocos días hablábamos de la fe y de su importancia para alcanzar la plaza. Pues esa fe proviene también de saber que alguien que está detrás de nosotros nos está guiando de forma correcta y nos está ayudando día a día a ser más competitivos. Esa confianza es la mejor aliada a la hora de enfrentar la prueba. Pensemos en que muchas personas acuden a la prueba sin ella. Quien tiene un buen preparador, tiene la confianza de su parte.

¿Cómo detectar un buen preparador?

Hay algunos elementos que son importantes.

Lo primero es la capacidad que el preparador tenga. Podemos detectar su capacidad sabiendo en qué año sacó la plaza. Los aprobados entre 1990-1993 y 2008-2010 lo hicieron en procesos de regularización. Eso no quiere decir que no puedan ser buenos profesores, pero lo cierto es que aprobaron en años en que la oposición estaba diseñada sin ejercicio práctico para que aprobaran los interinos y las convocatorias eran masivas. También podemos ver su capacidad en la cantidad de personas que ha preparado que obtuvieron la plaza y en su currículo. Si ha escrito él mismo su temario, debemos ver cómo redacta si es que publica sus artículos en la web.

La disponibilidad y el compromiso garantizado. Es decir, la capacidad que tengamos de acceder a él. No es lo mismo ver al preparador una vez a la semana y plantearle las dudas entonces, que poder acceder a él a diario para plantearle dudas. Esta disponibilidad tiene que ver con el compromiso personal que el preparador asume. Preparar es una labor muy intensa que obliga al preparador a sufrir año tras año las mismas tensiones que sus opositores. Esto hace que sea difícil encontrar preparadores con experiencia de muchos años pues muchos se queman. Realizar el esfuerzo diario y semanal de mantener un blog o sostener la presencia en las redes de forma constante es una garantía de compromiso. Un compromiso más evidente es que la persona que nos prepare se comprometa a hacerlo mediante un contrato. Hay que tener en cuenta que esta es una actividad en la que hay mucha economía sumergida y el hecho de que acudamos a una preparación legal es una garantía añadida a lo que estamos diciendo.

La honestidad, la calma, amabilidad y la asertividad. Estas son virtudes también básicas. Necesitamos que nos digan la verdad y que lo hagan de forma constructiva. No se trata de que nos hagan una lista de los defectos, sino de que nos digan sinceramente en qué fallamos y cómo podemos mejorar las lagunas que tenemos. A su vez, en las oposiciones se dan muchas circunstancias de tensión. Contar de nuestro lado con alguien sereno y reflexivo es una enorme ventaja competitiva.

¿Y quién puede ser un buen preparador?

En realidad, cualquiera que cumpla estas condiciones puede serlo. Puede ser nuestro amigo, nuestro padre o incluso un compañero del departamento, si somos interinos. No es lo normal, pero es posible. Si no nos hallamos en ninguna de ls circunstancias anteriores, deberemos echar mano de las academias, de los preparadores presenciales o de los preparadores por Internet. Todo lo dicho anteriormente es aplicable a todos ellos.

Ahora se trata de que tú, en tu libertad, recabes información y tomes la decisión que mejor se adapte a tus intereses. Hagas lo que hagas, te deseamos lo mejor.

Saludos y ánimo.