Proponemos hoy el último acertijo del curso 2018-19 en www.opolengua, para preparar la prueba de comentario de las oposiciones de Lengua castellana y literatura. Son ya cuatro años en los que semana a semana hemos sido puntuales a nuestra cita en el convencimiento de que este esfuerzo resulta útil a muchas personas en la medida en que pone a prueba su competencia lectora de forma amena.
Y este último ejercicio tiene, como en las últimas semanas, relación con las convocatorias de este año: Galicia, Baleares y Comunidad Valenciana y más en concreto con mis raíces gallegas. Hace algo más de un siglo mi abuelo nacía en aquellas tierras en las que mañana mismo habrá un examen de oposiciones. Mis mejores deseos para los que mañana afrontarán la prueba.
El texto que proponemos es delicioso y espero que sea reconocido por muchas personas. Vamos con él. Ya sabéis que se puede concursar hasta la noche del domingo y participar en el acertijo a través de nuestra página en Facebook. La solución será publicada el lunes con la lista de acertantes.
El pino, cantando en sordina entre los largos dientes de sus hojas, tenía un papel principal en el coro del bosque y merecía la fama de dominar la onomatopeya. Su propia felicidad, el alborozo pueril de aquella diablura, le movió a decirle al poste:
-¿No quiere usted cantar con nosotros?
El postre no contestó.
-Seguramente -insistió el pino, inclinando su copa en una cortesía- su voz es delicada y armoniosa, y a todos nos agradará que se una a las nuestras.
El poste silbó malhumorado.
-¿Y a qué viene eso? ¿Qué cantan ustedes?
-Imitamos a un tren remoto.
-¿Y para qué? ¿Son ustedes el tren?
-No -reconoció el pino avergonzado.
-Entonces, ¿qué pretenden con esa mixtificación? Ya que usted me interpela, le diré que no encuentro sería su conducta.
-¿Quizá le agrada más la canción de la lluvia?
-No.
-¿Acaso la canción del mar?
-Ninguna de ellas. Este es un bosque sin formalidad. ¿Quién podría creer que árboles tan talludos pasasen el tiempo cantando como ranas? Yo no canto nunca, susurro apenas. Si ustedes acercarse a mí sus oídos, escucharían el murmullo de una conversación, porque a través de mi pasan las conversaciones de los hombres. Eso sí que es maravilloso. Sepan que vivo consagrado la ciencia y que yo mismo soy ciencia y que todo lo que ustedes hacen a mi alrededor lo reputo como bagatela y sensiblería, si alguna vez me digno abandonar mis abstracciones y reparar en ello.
La opinión del poste pronto fue conocida en toda la fragua Y ya no se atrevieron a entregarse a aquel entretenimiento que el árbol extraño y solemne, de ramas de alambre, acusaba de frivolidad.