Hoy, lunes 9 de diciembre, vuelve a ser festivo en muchas comunidades españolas. Pero a pesar de ello, nosotros volvemos al trabajo para apoyar a las personas que opositan en la especialidad de Lengua castellana y literatura y que participaron durante este fin de semana en nuestro acertijo “¡Ponte a prueba!”, bien mandándonos sus respuestas al reto, bien siguiendo su desarrollo.
Y tenemos que decir que, a pesar de que parecía un reto muy difícil, nuevamente nuestros seguidores han dado con la tecla del acierto, pues efectivamente se trataba de la Crisi primera de El criticón (1651) de Baltasar Gracián (1601-1658), obra barroca y conceptista de género discutido, pues hay quienes la catalogan como fábula menipea (Lázaro Carreter) y otros como novela bizantina o incluso novela picaresca. Así pues, hay que dar la enhorabuena a Fran Alix, Dani ED y Mercedes Mateos pues hicieron el pleno al acertar la obra y el autor. Ojalá que el día D tengan la misma fortuna.
Y nada más por hoy. Volveremos el miércoles 11 con nuestra entrada de fondo. ¡Feliz semana de estudio! Saludos y ánimo.
Ya entrambos mundos habían adorado el pie a su universal monarca el católico Filipo, era ya real corona suya la mayor vuelta que el sol gira por el uno y otro hemisferio, brillante círculo en cuyo cristalino centro yace engastada una pequeña isla, o perla del mar o esmeralda de la tierra: diola nombre augusta emperatriz, para que ella lo fuese de las islas, corona del Océano. Sirve, pues la isla de Santa Elena (en la escala de un mundo al otro) de descanso a la portátil Europa, y ha sido siempre venta franca, mantenida de la divina próvida clemencia en medio de inmensos golfos, a las católicas flotas del Oriente.
Aquí, luchando con las olas, contrastando los vientos y más los desaires de su fortuna, mal sostenido de una tabla, solicitaba puerto un náufrago, monstruo de la naturaleza y de la suerte, cisne en lo ya cano y más en lo canoro, que así exclamaba entre los fatales confines de la vida y de la muerte:
-¡Oh, vida, no habías de comenzar, pero ya que comenzaste no habías de acabar! No hay cosa más deseada ni más frágil que tú eres, y el que una vez te pierde, tarde se recupera, desde hoy te estimaría como a perdida. Madrastra se mostró la naturaleza con el hombre, pues lo que le quitó de conocimiento al nacer le restituye al morir: allí porque no se percibían los bienes que se reciben, y aquí porque se sientan los males que se conjuran. ¡Oh, tirano mil veces de todo el ser humano aquel primero que con escandalosa temeridad fió su vida en un frágil leño al inconstante elemento!