Por fin ya es viernes, el día en el que realizamos nuestro acertijo “¡Ponte a prueba!”, un sencillo test con el que acompañamos cada semana a quienes preparan las oposiciones de Lengua castellana y literatura para afrontar el temido ejercicio de comentario de las oposiciones, que po otra parte, permite diferenciar a unos opositores de otros por sus conocimientos y competencia literaria.
Hoy planteamos un texto bastante conocido, cuyo autor ya ha estado presente en las oposiciones en otras ocasiones, por lo que no sería de extrañar que volviera a hacerlo y más en este año.
Ya sabemos que el objetivo es reconocer la obra y el autor, pero siempre hay que recordar que, un buen comentario puede hacerse si explicamos con argumentos sólidos la adscripción del texto a una época, un movimiento y un género. En el caso de acertar la obra, siempre es interesante ubicar funcionalmente el fragmento. Como siempre, puedes participar hasta el domingo por la noche poniendo tu respuesta como comentario en la página de Facebook de opolengua.com. En el mismo sitio, publicaremos las soluciones el lunes por la tarde.
Y nada más. Feliz fin de semana. Saludos y ánimo.
Crespo, no me dejes de la mano a esos muchachos, Paco el Bajo ya va para viejo y yo no puedo quedarme sin secretario,
pero ni el Quirce ni el Rogelio sacaban el prodigioso olfato de su padre, el Paco, era un caso de estudio. ¡Dios mío!, desde chiquillo, que no es un decir, le soltaban una perdiz aliquebrada en el monte y él, se ponía a cuatro patas y seguía el rastro con su chata nariz pegada al suelo sin una vacilación, como un braco, y andando el tiempo, llegó a distinguir las pistas viejas de las recientes, el rastro del macho del de la hembra, que el señorito Iván se hacía cruces, entrecerraba sus ojos verdes y le preguntaba,
pero ¿a qué diablos huela la caza, Paco, maricón?
y Paco, el bajo,
¿de veras no la huele usted, señorito?
y el señorito Iván,
si la oliera no te lo preguntaría,
y Paco, el Bajo,
¡qué cosas se tiene el señorito Iván!
y en la época en que el señorito Iván era el Ivancito, que, de niño, Paco le decía el Ivancito al señorito Iván, la misma copla,
¿a qué huele la caza?
y Paco, el Bajo, solícito
¿es cierto que tú no la hueles, majo?
Y el Ivancito,
pues no, te lo juro por mis muertos, a mí la caza no me huele a nada,
y Paco,
ya te acostumbrarás, majo, ya verás cuanto tengas más años,