Como todos sabemos, estamos ante una situación muy grave, un verdadero temporal. Es la primera vez que todos vivimos esto y, por tanto, nunca en las oposiciones se había dado una circunstancia así. Es normal que siga habiendo personas que estén aturdidas y todavía no hayan encontrado una nueva velocidad de crucero; porque, para muchas personas, es evidente que las nuevas circunstancias, por muy variados factores, no les permiten avanzar.
Haciendo una comparación náutica de las que tanto nos gustan en esta página, podríamos decir que estamos ante un verdadero temporal de supervivencia. Cuando esto ocurre, hay que tomar decisiones que nos permitan salvar la situación sin naufragar. Si no hacemos nada, si no somos capaces de adaptarnos a la situación, podemos comprometer la nave e incluso perderla. Hay diferentes formas de afrontar un temporal, que dependen de cómo sea nuestra embarcación, nuestra pericia y la situación climatológica, pero todas coinciden en navegar a la velocidad que nos permita mantener la seguridad del barco y afrontar la situación con el menor riesgo y desgaste para la tripulación.
El repaso es lo último que hay que dejar en las oposiciones
Aplicado a lo que nos ocupa, el estudio de las oposiciones, podemos decir que el simple mantenimiento de la nave a flote, resistiendo los embates del mal tiempo, del viento y las olas, es el repaso. Como hemos dicho en tantas ocasiones, dominar un tema nos cuesta muchas horas, semanas acaso; mientras que repasarlo, si no tenemos un buen método de repaso nos puede costar solo una (si usamos el método Opohispania, bastante menos). Por tanto, repasar veinte temas pueden ser veinte horas. Si conseguimos esas veinte horas cada semana o cada dos semanas, nos garantizamos que esos veinte temas (que pueden ser trescientas, cuatrocientas, seiscientas, ochocientas o mil horas de estudio según las personas) siguen ahí. Si los perdemos, tendremos que recuperar estas mismas horas de estudio para volver al punto de partida que teníamos en marzo de 2020. Por tanto, si hay algo que no se debe dejar es el repaso. Si tengo pocas horas, debo repasar. Sin lugar a dudas. Solo se debe dejar el repaso si no tengo nada de tiempo.
Tras el repaso, evaluar nuestras situación y características como opositores
Una vez esto se mantiene, lo siguiente es evaluar la situación. No es igual la persona que tiene a su cargo y en casa a niños, que la que vive sola y no tiene responsabilidades familiares. No es igual tener una experiencia contrastada dando clase (lo que nos facilita la realización de la programación muchísimo) que no haber dado clase nunca. No es lo mismo dominar la técnica de los comentarios que no hacerlo. Y no es lo mismo vivir angustiado por el miedo al contagio nuestro o de nuestros allegados que vivir la pandemia sin esa tensión. Cada persona debe evaluar su situación con frialdad y valentía. Esa es nuestra situación climatológica.
Y en función de esa situación hay que tomar decisiones.
La verdad es concreta. ¿De cuántas horas disponemos para preparar las oposiciones? Lo más útil puede ser tomar nuestras horas de estudio semanales y empezar por descontar el tiempo dedicado a los repasos. Si dispongo tan solo de quince horas y necesito diez para repasar todos mis temas, mi recomendación sería repasar cada semana la mitad de los temas que llevemos (el temario completo en dos semanas) y evaluar los resultados. Si ello no nos supone la pérdida de información, podemos cambiar esa rutina.
El resto del tiempo habrá que dividirlo entre las otras cuestiones. Yo haría bloques de dos semanas. Una semana la dedicaría a la programación y otra al comentario. Y si es posible, tomaría nuevos temas; porque esa es una apuesta segura.
Implicar a nuestra familia en los repasos y en la programación
Otra idea que puede resultar interesante para quienes puedan llevarla a cabo es la de ayudarnos de nuestra familia para preparar las oposiciones. Si tenemos hijos mayores o una pareja con tiempo e implicada, podemos pedirles que nos ayuden con los repasos de forma que sean ellos quienes monitoricen nuestro esfuerzo. Eso tendrá la enorme ventaja de convertir la oposición en una tarea común y además dará una idea del tremendo esfuerzo que hacemos y que nos convertirá ante ellos en personas heroicas, esforzadas y fiables. Estos días se van a quedar grabados de forma indeleble en quienes nos rodean porque es una experiencia única, por lo que la imagen que proyectemos ante nuestros allegados será también indeleble.
Al final, está el triunfo y el orgullo: la consecución de la plaza
Como recordarán muchas personas, en 2012 ocurrió algo parecido en Andalucía. Se convocaron las oposiciones por el entonces Gobierno andaluz del PSOE saltándose los límites de plazas que había marcado el Ministerio (entonces en manos del PP) en pleno rescate bancario europeo y cuando quedaba algo más de un mes, el Gobierno de España prohibió las oposiciones. En aquella ocasión, las oposiciones ya no se retrasaron un año, sino dos. Podemos imaginar el desánimo que invadió a miles de opositores que no esperaban ese jarro de agua fría. Muchos de ellos abandonaron. Yo lo viví.
Yo viví como preparador la zozobra de muchas personas aquellos días, pero también la respuesta al temporal de muchas más. Esas otras, las que mantuvieron el barco como pudieron a flote, son las que triunfaron en 2014. Ahora se trata de no caer a los embates de las olas. Hacer lo mínimo. Quitar velas, reducir motor, hacer lo que consideremos mejor para no abandonar la nave…
Pero siempre con la fe de que, en verdad, al final escampará; porque es ley de vida, porque siempre ha sido y será así y porque las personas que tienen fe como tú alcanzan su premio. Y cuando pasen los años, y ya tengamos nuestra plaza y nos pregunten nuestros nietos qué pasó en la pandemia de 2020, tú podrás decir con orgullo que, a pesar de los pesares, fuiste de las personas que en las peores circunstancias, no abandonaste.