¡Ponte a prueba! 3/2021

¡Ponte a prueba! 3/2021

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Hoy es por fin viernes y nosotros volvemos con nuestro acertijo “¡Ponte a prueba!”, el reto y pasatiempo con el que pretendemos apoyar a las personas que preparan la prueba del comentario de las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura.

En algunas ocasiones aparecen en la oposición textos difíciles de reconocer, pues se trata de autores con cierta fama local, pero cuyas obras ocupan un escalafón más bajo que las que ocupan las posiciones privilegiadas del canon y del temario. En estas ocasiones basta con acertar el movimiento, el género y la época atendiendo a pequeños detalles, rasgos que debemos escudriñar en el breve fragmento que se nos brinda. Creo que este es el caso del texto que nos ocupa. Así pues se tratará de intentar reconocerlo, como siempre, pero bastará con indicar el movimiento y la época para poder destacar en el tribunal.

Como siempre, para participar en el reto hemos de escribir un comentario en la página de Facebook de www.opolengua.com hasta la noche del domingo y la solución será publicada junto con los acertantes el lunes.

Y nada más. Como siempre, nuestro recuerdo a las víctimas de la pandemia y a sus familiares. Saludos y ánimo.

Llegamos a la estación y subimos al coche que emplea media hora en llegar al pueblo; cuando entramos en la carretera real, parose el coche para que montase un señor cura. El clérigo era de libras, pero se le acogió sin murmuraciones; un tisiquillo se pasó a mi lado, el padre se sentó enfrente, y continuó la marcha.
Mariano hizo entonces mi presentación. Me hallaba ante don Atanasio (el Chucho) rematante y administrador de Consumos; su esposa; el joven Eleuterio (Cachitos), barbero, ministrante, sustituto de albéitar y esqueleto animado; y el licenciado don Rogelio García Albarrán, coadjutor en Zajones y futuro capellán de monjas en Alamillos de la Ribera.
La conversación se animó cuando di pitillos a todos los viajeros, y sonreí a la señora del Chucho pidiéndole permiso para fumar. Su esposo repetía:
-La gente de aquí no es mala, pero les hay muy brutos.
-Algo-dijo Cachitos.
-Y que cuente ésta lo de la Melitona, que si no es por usted, don Mariano, se va como su padre.
-La voluntad de Dios-dijo el cura.
-Pues la Melitona estaba pa dar… vamos, pa parir; cuando va y qué hace…
-Calla mujer, que habla con Rogelio.
-No, no; siga usted.
-Así que empezó a sentir los dolores…
-Te he dicho que te calles.
-¡Como se callaba el señor cura!
-Porque está estudiando el sermón que ha de echarme.
-No hace falta estudiar para…
-Para confundir a un librepensador como yo, ¿no es eso?
Enzarzados el señor Atanasio, jefe y verbo de los racionalistas, con el padre Rogelio, verbo y jefe de los curitas pedantes, propuse al coadjutor cambiase de sitio con la señora de Atanasio.
Asintiéronse a ello todos los interesados; interpolamos recíprocamente nuestras piernas los administradores y yo; y cuando la quinta jaculatoria del padre tuvo absortos a todos sus oyentes, advertí a la mujer que la pantorrilla que yo estrechaba entre las mías parecía hinchada , y era de presumir un estado cardiaco o una elephantiasis incipiente.