Ya va concluyendo este frío enero y se va acortando el plazo para las próximas oposiciones, fuente de ilusiones y temores. Seguimos estudiando, seguimos avanzando. A trompicones, como podemos, en este extraño tiempo que nos ha tocado vivir. Pero hoy es viernes, quedan unas veinte semanas para las oposiciones y volvemos con nuevos bríos para ayudarte a preparar la prueba de comentario de las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura por medio de un sencillo reto, nuestro ¡Ponte a prueba!
Traemos hoy un texto que a mí me cautivó desde niño y que, supongo, será reconocido por muchas personas. Lo ideal sería indicar obra y autoría, así como el poemario del que forma parte. Si ello no es posible, podremos señalar género, época y movimiento literario para armar un buen comentario.
Como siempre, las respuestas se pueden dar en nuestra página de Facebook hasta el domingo por la noche y el lunes daremos la relación de acertantes y la solución del acertijo.
Y nada más por hoy. Como siempre, nuestro recuerdo a las víctimas de la pandemia y a sus familiares. Saludos y ánimo.
El ciego sol se estrella
en las duras aristas de las armas,
llaga de luz los petos y espaldares
y flamea en las puntas de las lanzas.
El ciego sol, la sed y la fatiga
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
-polvo, sudor y hierro- el Cid cabalga.
Cerrado está el mesón a piedra y lodo.
Nadie responde… Al pomo de la espada
y al cuento de las picas el postigo
va a ceder ¡Quema el sol, el aire abrasa!
A los terribles golpes
de eco ronco, una voz pura, de plata
y de cristal, responde… Hay una niña
muy débil y muy blanca
en el umbral. Es toda
ojos azules, y en los ojos. lágrimas.
Oro pálido nimba
su carita curiosa y asustada.
Buen Cid, pasad. El rey nos dará muerte,
arruinará la casa
y sembrará de sal el pobre campo
que mi padre trabaja…
Idos. El cielo os colme de venturas…
¡En nuestro mal, oh Cid, no ganáis nada!
Calla la niña y llora sin gemido…
Un sollozo infantil cruza la escuadra
de feroces guerreros,
y una voz inflexible grita: ¡En marcha!
El ciego sol, la sed y la fatiga…
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
-polvo, sudor y hierro- el Cid cabalga.