¡Ponte a prueba! 19/2021 (Solución)

¡Ponte a prueba! 19/2021 (Solución)

Ponte a prueba. Logo Opolengua

Hoy comienza una nueva semana de este extraño curso de oposiciones y, como siempre, desde 2016, traemos la solución de nuestro ¡Ponte a prueba!, el acertijo con el que acompañamos a las personas que preparan la prueba de comentario de las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura.

Decía el viernes pasado que el texto elegido me cautivó desde niño. Se lo he oído recitar a mi padre decenas de veces desde que lo aprendiera en la escuela en su libro de texto de Lengua de los años treinta y cuarenta, el Triptolemo. Y decía también que era un texto muy famoso, como han demostrado nuestros participantes en el reto.

Y así, aunque José Manuel Serrano Valero, Rafael Robledo Simón y AmarantaBuendía Moreno ponderan la belleza del poema, son Sara Piélagos Martín, Marta Rojas, Ana Wonder, Mamen Moreno, Adrián Gómez Acosta y Virginia Luna quienes aciertan con su autoría. ¡Enhorabuena para todos ellos y ojalá que el día D tengan la misma suerte!

Y es que, efectivamente, se trataba del magnífico poema del sevillano Manuel Machado (1874-1947), titulado “Castilla” e incluido en Alma (1902) que, como bien han señalado los participantes, es una bella recreación del Poema de mio Cid y ha sido empleado en alguno de nuestros video-tutoriales.

Y nada más por hoy. Como siempre, nuestro recuerdo a las víctimas de la pandemia y a sus familiares. Saludos y ánimo. 

El ciego sol se estrella
en las duras aristas de las armas,
llaga de luz los petos y espaldares
y flamea en las puntas de las lanzas.
El ciego sol, la sed y la fatiga
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
-polvo, sudor y hierro- el Cid cabalga.
Cerrado está el mesón a piedra y lodo.

Nadie responde… Al pomo de la espada
y al cuento de las picas el postigo
va a ceder ¡Quema el sol, el aire abrasa!
A los terribles golpes
de eco ronco, una voz pura, de plata
y de cristal, responde… Hay una niña
muy débil y muy blanca
en el umbral. Es toda
ojos azules, y en los ojos. lágrimas.
Oro pálido nimba
su carita curiosa y asustada.

Buen Cid, pasad. El rey nos dará muerte,
arruinará la casa
y sembrará de sal el pobre campo
que mi padre trabaja…
Idos. El cielo os colme de venturas…
¡En nuestro mal, oh Cid, no ganáis nada!

Calla la niña y llora sin gemido…
Un sollozo infantil cruza la escuadra
de feroces guerreros,
y una voz inflexible grita: ¡En marcha!
El ciego sol, la sed y la fatiga…
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
-polvo, sudor y hierro- el Cid cabalga.