Con alguna salvedad (Comunidad Valenciana), parece que el súper día D será el día 19 de junio. Y eso quiere decir que estamos a quince semanas de la cita esperada, por lo que se trata de intensificar el estudio. Y nosotros empezamos esta semana publicando la solución a nuestro acertijo de fin de semana, el reto que planteamos desde hace seis cursos a todas las personas que preparan la prueba de comentario de la oposición de Lengua Castellana y Literatura para que comprueben su competencia literaria.
Y el reto de esta semana, otra vez difícil, ha tenido una respuesta magnífica pues los participantes han mostrado su gran competencia literaria. Yo estoy convencido de que cuando comencé a preparar oposiciones no hubiera acertado con la obra, aunque una vez leída, resulta inolvidable. Y así, Sara Piélagos Martín, Ale Er Ug, Adrián Gómez Acosta, Josega Real, Virginia Luna y Anabel Eseéme aciertan en lo referente a la época, pues efectivamente el lenguaje empleado es el propio del siglo XVII con sus elementos conceptistas. Se acerca más al pleno María de la Hoz y Mercedes Mateos al señalar el género de la obra, pues efectivamente se trataba de una novela al estilo italiano como las que desarrolló Cervantes en algunas de sus Novelas ejemplares (pienso en La fuerza de la sangre, por ejemplo) y que, al tratar temática amorosa, se han dado en llamar cortesanas ). Y aciertan de pleno Verónica López, Rafael Robledo Simón y David González Garrido (acróstico mediante). ¡Enhorabuena para todos ellos y ojalá que el día D tengan la misma suerte!
Y es que, efectivamente, se trataba del segundo párrafo de La esclava de su amante, novela corta integrada en la primera noche de los Desengaños amorosos. Segunda parte del sarao y entretenimiento honesto, publicado en Barcelona en 1647 y cuya autora era doña María de Zayas y Sotomayor (1590-1647), figura interesantísima de nuestras letras. Alborg no tiene dudas al calificarla como “una feminista apasionada, la mayor que nuestras letras han alumbrado jamás”. Por su parte, Rosa Navarro, en los últimos tiempos ha afirmado que en realidad, María de Zayas era el seudónimo del autor Alonso de Castillo Solórzano, generando una gran polémica con su trabajo, que ha sido contestado. Sin alargarnos más, sí te animamos a que leas su obra, pues su narración resulta viva y agradable y además pone de manifiesto la terrible situación de la mujer burlada (como también muestra Cervantes, buen conocedor de esta desgracia, en sus obras).
Y nada más por hoy. Como siempre, nuestro recuerdo a las víctimas de la pandemia y a sus familiares. Saludos y ánimo.
-Nací en la casa de mis padres sola, para que fuese sola la perdición de ella: hermosa, ya lo veis; noble, ya lo he dicho; rica, lo que bastara, a ser yo cuerda, o a no ser desgraciada, a darme un noble marido. Criéme hasta llegar a los doce años entre las caricias y regalos de mis padres; que, claro es que no habiendo tenido otro de su matrimonio, serían muchos, enseñándome entre ellos las cosas más importantes a mi calidad. Ya se entenderá, tras las virtudes que forman una persona virtuosamente cristiana, los ejercicios honestos de leer, escribir, tañer y danzar, con todo lo demás competentes a una persona de mis prendas, y de todas aquellas que los padres desean ver enriquecidas a sus hijas; y más los míos, que, como no tenían otra, se afinaban en estos extremos; salí única en todo, y perdonadme que me alabe, que, como no tengo otro testigo, en tal ocasión no es justo pasen por desvanecimiento mis alabanzas; bien se lo pagué, pero más bien lo he pagado. Yo fui en todo extremada, y más en hacer versos, que era el espanto de aquel reino, y la envidia de muchos no tan peritos en esta facultad; que hay algunos ignorantes que, como si las mujeres les quitaran el entendimiento por tenerle, se consumen de los aciertos ajenos. ¡Bárbaro, ignorante! si lo sabes hacer, hazlos, que no te roba nadie tu caudal; si son buenos los que no son tuyos, y más si son de dama, adóralos y alábalos; y si malos, discúlpala, considerando que no tiene más caudal, y que es digna de más aplauso en una mujer que en un hombre, por adornarlos con menos arte.