Hoy tratamos un tema interesante y que a mí me preocupaba como opositor: ¿hay tratos de favor en las oposiciones? ¿Es posible que algunas personas se hayan beneficiado de lo que en España conocemos como enchufe? Pues, desgraciadamente, y como no podía ser menos, la respuesta es sí. Sin embargo, como desvelaremos al final de la entrada, la situación actual no es preocupante ni tiene comparación con lo vivido en los años noventa del siglo pasado. Pasaremos revista por tanto a las posibles adulteraciones que puede sufrir el proceso de oposiciones a través de sus distintos agentes.
El enchufe de las academias
Cuando yo empecé a preparar personas, había una leyenda (en el peor sentido del término) en Andalucía, según la cual los opositores de determinadas academias obtenían un trato de favor en los tribunales. ¿La causa? Se decía que eran propiedad de inspectores y gracias a ello condicionaban el proceso al elegir los presidentes de tribunal y filtraban los textos. Yo nunca creí esas historias y las personas que yo preparaba nunca chocaron o nunca supieron que chocaran contra candidatos de las academias. Abundaré sobre esta idea al final, pero en la actualidad creo que se puede afirmar con rotundidad que las academias no enchufan a nadie.
¿Hay filtraciones con los textos?
En este sentido hay que hilar fino. Efectivamente, puede haberlas y, de hecho, las ha habido. Contaré una anécdota real que me pasó en las oposiciones de Madrid de 1998, el año que yo saqué la plaza, pero no en Madrid, sino en Córdoba. El día anterior a la prueba, yo recibí una llamada de un amigo profesor que me dijo el verso inicial de la poesía que iba a caer en el filológico literario y me dijo que pensaba que era una poesía de cancionero. Efectivamente, cayó la susodicha poesía, pero el tribunal se dio cuenta de que muchísimas personas lo sabían y puso a todos un 5. La prueba no se repitió, pero de hecho quedó invalidada para todos.
Las filtraciones no pueden ser masivas
Es decir, filtraciones puede haber, pero no pueden ser masivas, porque entonces se entera todo el mundo. Esto tiene relación con lo dicho anteriormente; es decir, que determinadas academias sabían las pruebas prácticas con antelación. Esto no es posible, porque lo que sabe un grupo de una academia de quince personas, al día siguiente lo saben doscientas y al otro dos mil. Sí es posible que el presidente u otro miembro que participe en el proceso de decisión ayude pero será una persona de gran confianza, que no sea tan estúpida de contárselo a nadie más. Esto si es posible, pero su incidencia entre 800 plazas es muy pequeña, por lo que en la situación actual, no hay que preocuparse por ello.
Conocer personas en el tribunal
Este es el verdadero enchufe en las oposiciones y sí se da dentro de unos márgenes y dependiendo de la sinvergonzonería de los miembros de los tribunales. Es decir, un opositor puede conocer a un miembro de un tribunal por ser familiar suyo, amigo suyo o amigo de un amigo o todavía con más facilidad (sobre todo en comunidades pequeñas) haber trabajado con esta persona en el mismo instituto. Y lógicamente, al existir estas corrientes de simpatía, puede darse un trato de favor.
Un caso en Cádiz
De este tipo de casos sí he tenido conocimiento tanto en Madrid, como en Cádiz, como en otros sitios que me he presentado. Recuerdo un caso que para mí fue especialmente sangrante. Cuando yo empecé a preparar en Cádiz tomé contacto con unas opositoras ya veteranas que venían rebotadas de otro supuesto preparador. Lo más fuerte es cuando me dijeron que ese preparador… ¡era siempre presidente de tribunal! Les había dicho que él ni ofrecía temario ni nada, que ellas se lo prepararan por su cuenta y no se preocuparan de más. Ellas huyeron despavoridas. En 2002, yo fui con las cuatro personas que preparaba ese año a las oposiciones y estaba este hombre de presidente. Nadie le recusó. Pues hizo una cosa increíble. Una vez estaban sentados todos los opositores y habiendo mostrado su DNI, ¡los dejó salir al servicio y la cafetería dejando el DNI en la mesa! Él lo planteó encima como una muestra de cordialidad para romper los nervios, pero claramente era una manera de permitir que una persona suplantara a otra. Recuerdo a mis opositores diciéndome: “¿por qué no entras tú para hacer mi ejercicio?” Increíble. Este hombre siguió en su sitio hasta 2006, hasta que fue finalmente denunciado y apartado. He conocido otros casos más en Cádiz de otros presidentes de esos años; pero, como muestra, basta un botón.
Otro caso en Madrid
En las oposiciones de 2003 o por ahí, en primaria, mi hermano fue miembro de un tribunal de Música. Pues bien, su presidente modificaba en el Excel las notas de quienes se presentaban. Mi hermano y sus compañeros la denunciaron a la inspección y fue apartada y expedientada. También he conocido casos de enchufe directo. En Madrid, en 1998 todas las personas que hicieron plaza (yo, obviamente, no) sacaron un 10 en todos los ejercicios. Eso es absolutamente imposible, como cualquiera que se haya presentado a las oposiciones sabe.
¿Por qué hoy día no hay que temer a los enchufes?
Y de aquí llegamos al final de la entrada, que enlaza con el principio. Hoy seguirá habiendo personas conocidas en los tribunales y enchufes. Pero hay una clave fundamental. No es lo mismo una oposición en las que hay una o dos plazas por tribunal de trescientas personas, como ocurría en los noventa que una oposición en las que hay diez, quince y hasta veinte plazas en un tribunal de cien. Hay muchos más tribunales con lo que es más difícil que el “enchufado” caiga en el tribunal de su conocido. Y hay tantas plazas que aunque en el tribunal tengamos la desgracia de que haya un par de enchufados, todavía quedarán otras ocho, trece o dieciocho. Además de esto, hoy día la conciencia reivindicativa de los opositores y el conocimiento que se tiene por internet de quienes son los miembros del tribunal dificultan esta práctica.
Una plaza es para ti
Y aquí llegamos al final. El sistema ha cambiado. Hay más plazas que nunca. Y aún en aquellos tiempos, los que persistíamos, acabábamos consiguiendo nuestro sueño. Nunca ha sido tan posible como ahora obtener la plaza en la primera vez. ¿Por qué? Porque es la primera vez que habiendo muchas plazas, las pruebas son eliminatorias. Las otras veces de convocatorias masivas fueron lanzadas por el PSOE para absorber interinos. ¿Qué se hacía? Quitar la prueba de comentario y dar un 10 directo a los interinos en la unidad didáctica, con lo que haciendo un tema más o menos apañado, la plaza era segura. Entre 1990 y 1993 la prueba era simplemente una encerrona en la que sacabas cinco bolas y tenías dos horas para preparar una hora de exposición oral. El interino de marras podía sacar un 4 (es decir, suspendiendo) y sumaba luego un año por curso de antigüedad. Con 14 puntos era inalcanzable para un joven como yo. Una vergüenza. Así entraron miles y miles de personas al sistema.
Pero ahora no es así. Ahora hay muchas plazas y, afortunadamente para quien se prepara de verdad, pruebas eliminatorias (y que esto dure). Y eso es la garantía mejor de que una plaza es para ti. Pensamiento positivo, siempre. ¡Vamos a por ella!
Como siempre, nuestro recuerdo a las víctimas de la pandemia y a sus familiares Saludos y ánimo.