Cuando vamos pasando las páginas del calendario y vemos que las pruebas se acercan, un pellizco de ansiedad nos contrae el estómago y el corazón. ¡Ya queda poco! Hemos estudiado tanto… Hemos sacrificado tanto… ¿Y si no me sale una bola que pueda desarrollar? ¿Y si no sé por donde coger los textos que me salgan en el ejercicio práctico? Estas dos ideas nos martillean la cabeza de forma constante.
El pensamiento positivo es fundamental para encarar la vida
Ya en anteriores entradas hemos remarcado la importancia de mantener nuestro espíritu en un estado activo y alerta, pero a la vez de colmarlo de pensamientos positivos. De hecho, encarar de forma positiva cualquier proceso es un elemento básico para conseguir la victoria. Esto es aplicable a cualquier actividad humana y así, tanto en la guerra, como en las situaciones más dramáticas de supervivencia (naufragios, escalada, etc.) o en los enfrentamientos deportivos, la moral con la que se afronta la situación límite es básica para obtener la victoria. Solo gracias al pensamiento positivo somos capaces de sobrepasar lo que creíamos que era el límite de nuestras fuerzas. Y cuando todo pasa, nos decimos: ¿cómo he sido capaz de hacer esto?
¿Cómo encarar las oposiciones de forma positiva?
Y es así como hemos de encarar también las oposiciones. Las oposiciones son como un gran naufragio, como un gran cataclismo. Salen muchos barcos y se origina una gran tempestad. Vientos huracanados, olas gigantes, rayos, truenos, oscuridad… Todos pasamos por momentos muy malos. Y este año ha sido especialmente duro. Lo primero que hay que pensar es que saldremos de esta. Venceremos. No nos rendiremos nunca y venceremos. Solo con ese pensamiento podremos desafiar las más terribles olas. Si creemos que esas olas nos pueden finalmente abatir, estamos empezando a perder la batalla. La fe mueve montañas y para vencer cualquier proceso personal es imprescindible creer que podemos conseguirlo.
El primer pensamiento positivo cuando opositas
Es muy importante plantearse las oposiciones como un gran viaje de realización personal, como una aventura en la que, ocurra lo que ocurra, nosotros ya hemos obtenido el premio del crecimiento personal. Son muchísimas las virtudes personales que se adquieren opositando: constancia, sacrificio, templanza, concentración, sabiduría. Todos los que hemos opositado en serio sabemos que hay un proceso interior que se desarrolla de forma paralela al dominio del temario y de los ejercicios prácticos. ¡Somos mejores personas! Pasamos como un gusano una metamorfosis silenciosa y de introspección para luego volver a la vida más llenos y repartir con generosidad lo aprendido. Este es el primer pensamiento positivo que hay que tener.
El segundo pensamiento positivo cuando opositas
Estas oposiciones las acaba aprobando todo el que persiste. Eso es lo que me muestra la experiencia de llevar en este mundo desde 1992 como opositor y preparador. Mi propia vida y la de tantos compañeros y opositores que me han rodeado desde entonces es una demostración de lo que estoy diciendo. Si realmente persistes, si tienes la idea clara de ser docente, lo único que se dilucida es saber cuándo obtendré la plaza. Trasladado a nuestras alegorías marineras quiere decir que tras las tempestades, los vendavales o las épocas de calma chicha, al final, llegaremos a puerto. Venceremos. Y eso es seguro.
El tercer pensamiento positivo cuando opositas
Todo lo que no mata, engorda. Esta es una idea que yo me he planteado siempre y me ha sido muy útil. Y mi propia vida es una muestra también de ello. Esta es una idea muy útil, porque cuando estás sufriendo, estás pensando que ese sufrimiento va a ser un combustible que te va a animar a llegar más lejos. Convertimos en fuerza lo que podría llevarnos a la debilidad. Si yo hubiera aprobado a la primera, con solo un tema, no hubiera llegado al grado de conocimiento sobre literatura y sobre la propia vida que me dio el haber tenido que esperar estudiando seis horas diarias durante seis años. Ni existiría mi temario, ni habría podido ser el preparador que soy porque no habría vivido la experiencia del sufrimiento y de la derrota y no podría comprender como comprendo a quien pasa estos procesos.
El cuarto pensamiento cuando opositas
Dejarse fluir. Ser agua. Ser mar. Formar un conjunto con lo que nos rodea y estar convencido de que todo lo que pase tendrá una razón de ser. Eso se llama confiar y se llama fe. Quienes creemos en Dios tenemos una pequeña ventaja en este sentido, pero quienes sean personas espirituales o con gran vida interior también pueden sentir esto en su alma. La vida tiene un sentido y responde a un gran plan. Creerse una pieza de ese plan maravilloso y gigantesco nos ayuda a sobrellevar las derrotas y el miedo. Todo saldrá bien.
¿Y en el día a día?
Como dice el refrán judío: “actúa de día como si Dios no existiera y acuérdate todas las noches de Dios en la oscuridad”. Es decir, esfuérzate a diario al máximo. Y en este día a día mis recomendaciones para mantener el espíritu positivo es marcarse un ambicioso plan de trabajo, emplear mecanismos de control que nos permitan conocer cómo llevamos la oposición de forma rápida y objetiva (como nuestra Hoja de Control) y realizar un poderoso esfuerzo físico, sin olvidar algún momento de relajación siempre necesaria. Quiero insistir en el dominio de la oposición como mecanismo de estabilidad espiritual. Es muy importante contar con una herramienta objetiva que nos indique dónde están nuestras fortalezas y dónde nuestras debilidades, de forma que podamos realizar un plan de trabajo acorde a nuestras necesidades.
La búsqueda de la serenidad
En síntesis, de lo que se trata es de buscar la serenidad interior y convencerse de que el duro esfuerzo que realizamos nos conducirá, más tarde o más temprano, a la victoria. Seremos lo que queremos ser. Cumpliremos nuestros sueños. Esa es la meta final. Y lo vamos a lograr. No nos rendiremos jamás.