Me llamo Cecilia López Muñoz y mi experiencia como opositora este año la recordaré toda la vida. Quizá otras personas piensen que el azar es el único que decide en un proceso como este, pero como uno se tome las cosas es determinante para culminar el camino con éxito.
De Periodismo a Filología Hispánica
Yo empecé la casa por el tejado, es decir, estudié Periodismo (la licenciatura antigua) y después de trabajar unos años, me decidí a opositar en la enseñanza. Me apunté a una academia de prestigio en el sitio donde por entonces residía, Madrid, y me di cuenta enseguida de que necesitaba estudiar la carrera de Filología Hispánica. Después de graduarme, elaboré durante un año mis materiales para la encerrona: ese año había oposiciones, 2010. Aprobé en Andalucía sin plaza (solo bola) y comencé a trabajar de inmediato. Únicamente paré en el año 2013, en que no llamaron prácticamente a nadie de las bolsas. Ese año nació mi hijo pequeño.
La frustración de aprobar sin plaza
He preparado las oposiciones “a salto de mata” por multitud de problemas médicos y familiares. Hasta que llegó 2018. Pude escribir en la bola: 8,6. En los comentarios no me hicieron media. No puedo describir la impotencia que sentí en el momento teniendo en cuenta el esfuerzo que había hecho en las aulas con mi alumnado, pues lo mío es muy vocacional. Desde siempre he sido buena estudiante y he ayudado a otras personas dando clases particulares.
Elegir un preparador
En 2019 una compañera de departamento con la que coincidía en las guardias de biblioteca me habló de su experiencia con Eduardo. Hizo más que eso. Me dio la confianza que me hacía falta para pensar que necesitaba un preparador, pues realmente la experiencia de la que he hablado antes lo que hizo fue mostrarme las carencias que tenía. El comentario de texto era el auténtico escollo, a la vista de las temibles plantillas de corrección de las que todo el mundo habla. En el mes de julio de 2020 contacté con él y en agosto me puse a organizar el material para comenzar en septiembre de 2020, el día 1.
El durísimo curso 2020-2021
Pasé el primer trimestre dando clase en cinco segundos de ESO (150 alumnos) con la incertidumbre de lo que nos depararía la pandemia de la COVID y respetando escrupulosamente el plan de estudio y de repasos (he perdido la cuenta de la cantidad de fundillas de plástico que he utilizado este año): cada vez que el equipo de Opohispania me devolvía un comentario corregido era como esperar la nota del examen real. Se agradece la precisión y la premura con la que trabajan. Hasta aquello que no está bien visto te lo hacen saber con delicadeza y profesionalidad.
La importancia de las lecturas y de los comentarios
Por mi cuenta yo seguía haciendo comentarios de autores que me gustaban y seguía replicando el modelo. Creo que es importantísima la lectura de todo lo que aparece en el temario, aunque sea de forma tangencial.
La ansiedad aparece
A partir de diciembre comencé a tener problemas serios de ansiedad y tuve que disminuir el ritmo de estudio. Eduardo siempre está ahí para escuchar y me animó a seguir las horas que pudiese. En una proporción inversa al tiempo que quedaba para el día D, yo iba aprovechando las horas en las que me encontraba bien para hacer lo que otro aspirante a plaza podía hacer en una jornada de estudio completa.
El resultado: el éxito
La noche del sábado previa al examen escrito apenas dormí una hora y media. Aun así, no tenía sensación de sueño. Pude elegir entre tres bolas, escogí el tema 47 porque lo había preparado antes de mi particular bajada a los infiernos del estrés. Los textos de los comentarios los reconocí al momento. He sido la nota media más alta del comentario en mi tribunal. Sin duda, entrenar como se va a combatir, como dice siempre Eduardo, ha tenido su resultado.
Los nervios en la encerrona
En la encerrona me puse bastante nerviosa porque sabía que siendo la segunda nota más alta me jugaba una de las 19 plazas que habían asignado y ya no solo me conformaba con aprobar, quería poder tener un puesto alto en la lista general pensando, sobre todo, en la petición de destinos de años venideros.
La llegada a puerto: número uno de mi tribunal
El baremo de méritos me ayudó en la entrada a puerto. He acabado la número uno de mi tribunal y la 29 de toda Andalucía gracias al horizonte que me ha puesto en todo momento Eduardo y su equipo. No hay camino corto ni premio sin sufrimiento. Todo lo das por bueno cuando por fin sabes que no solo has aprobado, sino que vas preparado como un auténtico profesor de nivel. Creo que un detalle importante que no he comentado es mi edad: cumplo 48 años en octubre. Confirmo la regla de que nunca es tarde si la dicha es buena… y la preparación mejor.