Carta de Leopoldo Gálvez Jiménez: determinación y fortaleza en las oposiciones y en la vida.

Carta de Leopoldo Gálvez Jiménez: determinación y fortaleza en las oposiciones y en la vida.

Estimado Eduardo:

Este año he experimentado la enorme satisfacción de superar el proceso selectivo para profesores de enseñanza secundaria en Andalucía.

El difícil inicio en la docencia: la educación concertada

Mi andadura por la docencia comenzó en 1996 cuando un colegio concertado de El Puerto de Santa María me contrató como docente de Lengua Castellana. Tras dos años de trabajo en el centro, la dirección me comunicó que no seguiría contando conmigo (poco después supe que se debía a una “estrategia” económica, pues de ese modo el centro volvería a contratar a otro profesor en primer contrato, lo que le suponía alguna bonificación). Tras este inesperado despido, seguí buscando trabajo en la docencia, pero la experiencia adquirida resultó ser un lastre y no un valor añadido, ya que la mayor parte de los centros educativos seguían el mismo camino y contratarme significaba no obtener la bonificación citada.

Primer contacto con las oposiciones. Año 2000. Enormes irregularidades

No recuerdo el año que tuve el primer contacto con las oposiciones a Secundaria, pero creo recordar que fue en el 2000. En aquella ocasión me presenté con un temario que me prestó una antigua compañera de facultad. Dicho temario incluía los temas sobre la LOGSE y el temario general. Lo cierto es que aquella experiencia fue verdaderamente desoladora. El proceso me pareció tercermundista: nadie comprobó mi identidad; conservé junto a mí mis pertenencias durante todo el tiempo que duró la prueba, al no haber suficiente sitio en las aulas en que se celebraron las pruebas (Telegrafía sin hilos, en Cádiz), me ubicaron en el pasillo del instituto y al final del mismo colocaron una mesa y un montón de folios con un sello al lado, alguien (supongo que un miembro del Tribunal) nos dijo que cogiéramos los folios que necesitáramos y los sellásemos nosotros mismos… 

El duro mercado laboral docente

Como puedes ver, mi desilusión y desconfianza ante el proceso fueron enormes en esta primera toma de contacto con las oposiciones. Tras esta triste experiencia, dejé de plantearme las oposiciones como una opción y me lancé al mercado laboral, de modo que durante casi veinte años he estado trabajando en la enseñanza en centros no reglados, es decir, academias, en las que los salarios y las condiciones de trabajo no son especialmente buenas.

Entrada en la educación pública: bolsa extraordinaria en 2019

Hace unos años, me enteré de la apertura de una bolsa extraordinaria y decidí inscribirme en la misma. Tras dos años en la bolsa sin ser llamado, por fin fui seleccionado en octubre de 2019 para cubrir una sustitución en una plaza compartida en Nerja, Torrox Costa y Cómpeta (Málaga). 

Nuevo intento con las oposiciones: Opolengua

La sustitución hizo que me replantease nuevamente opositar y hablé con mi esposa del tema, decidimos buscar un preparador y hablando con diferentes personas se plantearon varias opciones, entre las que estabas tú. Tu proyecto, forma de trabajo y la conversación telefónica que mantuve contigo fueron las claves que me animaron a iniciar la preparación en Opolengua. En definitiva, recuperé (a los 46 años) la ilusión perdida por opositar y me puse manos a la obra.

Navegando en La Hispaniola. (Bahía de Cádiz, agosto de 2021)

Un camino duro

Este camino no ha sido sencillo. En diciembre de 2019, se terminó mi sustitución y comenzó una nueva en enero de 2020 en Cazalla de la Sierra (Sevilla). La estancia lejos del hogar familiar, me permitió disponer de más tiempo para la preparación de la oposición, pero los fines de semana no podía dedicar apenas tiempo a la misma, puesto que mis hijas demandaban mi presencia y tampoco me apetecía desaparecer encerrado en mi cuarto de estudio.

La llegada del confinamiento: desilusión y fuerza de voluntad

La llegada del confinamiento me hizo ver una oportunidad: más tiempo para prepararme, pero la realidad fue distinta debido a que la docencia telemática supuso una ampliación enorme de la “jornada laboral”. Además, comenzaron a correr rumores del aplazamiento de las oposiciones y, en cierto modo, me desmoralicé. No obstante, retomé con absoluta seriedad el estudio de la oposición cuando comenzó el curso 2020-21. A partir de ahí, dediqué todo el tiempo disponible a la preparación.

Mantener la esperanza es clave: Una plaza es tuya

Gracias a todo, he podido comprobar que prepararse una oposición es una auténtica montaña rusa de emociones, pues hay momentos de gran ilusión y momentos en los que lamentas haberte metido en semejante lío y piensas en tirar la toalla. Sin embargo, en esos momentos estabas tú con tus correos electrónicos, tus mensajes en el WhatsApp y alguna conversación telefónica, que han sido fundamentales para darme el ánimo a seguir adelante y ayudarme a visualizar que el objetivo era posible: “UNA PLAZA ES TUYA”. Pero he de decir que este objetivo sólo ha podido ser alcanzado gracias a dos factores: por un lado, el tiempo dedicado a la preparación y, por otro, a Opolengua, su equipo y su alma: Eduardo. Sé que sin vuestra magnífica y completísima preparación, sin vuestro apoyo y sin vuestro aliento hoy no disfrutaría de un verano de vacaciones, el primero en veinte años.

Espero de todo corazón que sigáis ayudando a otras personas a alcanzar esta bella meta en la vida y no me gustaría despedirme sin agradecerte una vez más el trabajo realizado. Yo puedo sentirme orgulloso de haber ganado mi plaza, pero sé que vuestra satisfacción es mayor todavía que la mía, me has demostrado tu preocupación permanente por tus alumnos y eso significa que mi alegría es también la tuya.

Muchísimas gracias por todo.