¡Ponte a prueba! 1/2022

¡Ponte a prueba! 1/2022

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Esta semana hemos comenzado en Opolengua nuestro Curso Total 2022. La vida es una sucesión constantes de ciclos que tienen su comienzo y su final y las oposiciones siguen esa ley vital de forma que a un proceso terminado, a un sol que se extingue, le sigue un nuevo amanecer. Y nosotros seguimos, como hemos hecho desde 1999, con una entrega más, la primera de este nuevo curso, de nuestro ¡Ponte a prueba!, el acertijo con el que pretendemos ayudar desde 2016 a todas las personas que preparan con enorme esfuerzo la prueba de comentario de las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura.

Y comenzamos con un texto fundamental de nuestras letras; ese tipo de texto que ha aparecido en varias ocasiones en las pruebas para exigir a los opositores su ubicación y sentido exactos en su obra.  En esta ocasión, es aconsejable como siempre indicar género, época y movimiento, pero el acierto estriba en señalar la obra y su ubicación dentro de la misma. 

Para participar, como siempre, podemos enviar comentarios a la página de Facebook de opolengua.com hasta el domingo por la noche. El lunes por la tarde daremos la solución con su lista de acertantes.

Y nada más por hoy. Feliz fin de semana, seguramente dedicado a tope al estudio. Como siempre, nuestro recuerdo a las víctimas de la pandemia. Saludos y ánimo.

Hízome el cielo, según vosotros decís, hermosa, y de tal manera, que, sin ser poderosos a otra cosa, a que me améis os mueve mi hermosura, y por el amor que me mostráis decís y aun queréis que esté yo obligada a amaros. Yo conozco, con el natural entendimiento que Dios me ha dado, que todo lo hermoso es amable; mas no alcanzo que, por razón de ser amado, esté obligado lo que es amado por hermoso a amar a quien le ama. Y más, que podría acontecer que el amador de lo hermoso fuese feo, y siendo lo feo digno de ser aborrecido, cae muy mal el decir «Quiérote por hermosa: hasme de amar aunque sea feo». Pero, puesto caso que corran igualmente las hermosuras, no por eso han de correr iguales los deseos, que no todas hermosuras enamoran: que algunas alegran la vista y no rinden la voluntad; que si todas las bellezas enamorasen y rindiesen, sería un andar las voluntades confusas y descaminadas, sin saber en cuál habían de parar, porque, siendo infinitos los sujetos hermosos, infinitos habían de ser los deseos. Y, según yo he oído decir, el verdadero amor no se divide, y ha de ser voluntario, y no forzoso. Siendo esto así, como yo creo que lo es, ¿por qué queréis que rinda mi voluntad por fuerza, obligada no más de que decís que me queréis bien? Si no, decidme: si como el cielo me hizo hermosa me hiciera fea, ¿fuera justo que me quejara de vosotros porque no me amábades? Cuanto más, que habéis de considerar que yo no escogí la hermosura que tengo, que tal cual es el cielo me la dio de gracia, sin yo pedilla ni escogella. Y así como la víbora no merece ser culpada por la ponzoña que tiene, puesto que con ella mata, por habérsela dado naturaleza, tampoco yo merezco ser reprehendida por ser hermosa, que la hermosura en la mujer honesta es como el fuego apartado o como la espada aguda, que ni él quema ni ella corta a quien a ellos no se acerca. La honra y las virtudes son adornos del alma, sin las cuales el cuerpo, aunque lo sea, no debe de parecer hermoso. Pues si la honestidad es una de las virtudes que al cuerpo y al alma más adornan y hermosean, ¿por qué la ha de perder la que es amada por hermosa, por corresponder a la intención de aquel que, por solo su gusto, con todas sus fuerzas e industrias procura que la pierda? Yo nací libre, y para poder vivir libre escogí la soledad de los campos: los árboles destas montañas son mi compañía; las claras aguas destos arroyos, mis espejos; con los árboles y con las aguas comunico mis pensamientos y hermosura. Fuego soy apartado y espada puesta lejos.