¿Cómo superar las dificultades al memorizar el temario de oposiciones?

¿Cómo superar las dificultades al memorizar el temario de oposiciones?

Ha llegado septiembre y los opositores más conscientes se han puesto a estudiar. En Opolengua y Opohispania hemos comenzado nuestros cursos de estudio de este año y ya estamos también a pleno rendimiento. Las oposiciones de Cataluña anunciadas para 2022 y las que se desarrollarán en el resto de España en 2023 aconsejan ponerse a estudiar cuanto antes mejor para ser capaces de llevar el mayor número de temas posible.

Los problemas del inicio del estudio 

Como es normal, en estas semanas, muchas personas se encuentran ante la difícil tarea de dedicar varias horas del día al estudio. Hay que comprender que se trata de algo muy arduo, pues, en el mejor de los casos, hemos pasado la pausa vacacional del verano y llevamos muchas semanas sin enfrentarnos a nuestros temas. Y en el peor, hace años que no estudiamos y nos sentimos oxidados. Por tanto, lo primero es realizar un ejercicio de comprensión con nosotros mismos: es normal que nos cueste mucho arrancar la máquina.

Generar un hábito: el lugar

Para alcanzar el éxito es imprescindible generar el hábito del estudio. Y un hábito quiere decir un lugar, un tiempo y una situación que favorezcan el estudio. Lo primero es el sitio. ¿Dónde estudiamos? Nosotros recomendamos estudiar en una habitación aislada del ruido y de las distracciones. Lo mejor es en un despacho en nuestra propia casa, con nuestra conexión a la red, iluminación y mesa y silla adecuadas. Desaconsejamos estudiar en una biblioteca pública, pues nuestro método de estudio exige la memorización en voz alta de los temas y ello es imposible en una sala colectiva. 

Generar un hábito: la hora y la situación adecuada

Una vez encontrado el sitio adecuado se trata de ver qué horas podemos dedicar al estudio cada día, teniendo muy en cuenta que esas horas deben ser reales; es decir, tiempo en el que no vayamos a sufrir ninguna distracción ya sea por parte de nuestra pareja, nuestros hijos o cualquier otra. Estudiar es un ejercicio muy exigente que nos exige un 100% de concentración y no es compatible con el cuidado de niños ni con ninguna otra tarea que no sea el propio estudio. Es mejor estudiar realmente una hora en las condiciones adecuadas y asumir nuestra situación que creerse que estamos estudiando tres cuando en realidad no estamos estudiando ninguna porque estamos realizando en realidad otras tareas. 

La planificación semanal debe ser real y cumplirse

Una vez evaluada nuestra situación real, debemos hacer nuestra planificación semanal, tal y como hacemos en nuestros cursos en la sesión 3. Es incluso posible que tras realizar la evaluación de nuestras posibilidad lleguemos a la conclusión de que no podemos abarcar lo que deseamos en un año y necesitemos dos o tres. No pasa nada. Esa es nuestra realidad. En las últimas oposiciones, 26 de las 65 personas que habían cursado nuestros cursos y obtuvieron plaza se prepararon durante dos años y 16 solo uno. En todo caso, esa planificación debe ser realista y cumplirse. Para ello es preciso ser firmes. No hay otro camino que la autoexigencia. Ni el preparador, ni nuestra pareja, ni nadie nos va a obligar a estudiar. Esto debe salir de nuestro interior. Y si al principio cuesta, que costará, hay que poner toda la firmeza de carácter precisa para salir adelante. 

Tener un método de estudio fiable

Es imprescindible contar con un método de estudio fiable. Hay muchísimas personas que dedican horas, semanas, meses e incluso años al estudio de las oposiciones y fracasan o no optimizan su esfuerzo porque carecen de un método de estudio fiable. ¿Y cómo podemos saber la fiabilidad de un método de estudio? La respuesta es sencilla. Contrastando lo que se mantiene de un tema tras su estudio en nuestra mente con lo que pone en el temario que estudiamos. Si ese cotejo es favorable, vamos bien. Pero si ese cotejo no es favorable o directamente es imposible… ¡alerta! Hay que buscar un método fiable, pues por mucho que estemos en nuestra embarcación si no sabemos usar sus instrumentos de orientación y navegación como la brújula o el timón, no podremos llegar a buen puerto.

¿Lo estamos haciendo bien?

Este aspecto es fundamental. Es muy común que nos parezca que vamos muy despacio, que los temas se nos eternizan, que no seremos capaces de llegar a la meta. Esos pensamientos pueden surgir por varias razones. Una puede ser porque no estamos seguros de que estemos haciendo bien ese enorme esfuerzo. ¿Es normal que tarde tanto en estudiar? ¿No habrá otras personas mejores que yo? ¿Merece la pena este esfuerzo? Otra razón puede ser porque no queremos estar estudiando, sino realizar otras actividades más placenteras. Queremos obtener el premio que nos dará el estudio (la ansiada plaza), pero nos resistimos a sufrir. Hay que decir a esto dos cosas: la primera es que es normal avanzar muy despacio. Cada tema ha de tener unas tres mil palabras, lo que multiplicado por 72 temas son 216.000 palabras. ¿Es eso fácil? ¿Puede ser más placentero que salir con los amigos, pasar románticas veladas con nuestra pareja o compartir el tiempo con nuestros hijos? Evidentemente no. Para estudiar las oposiciones hay que sufrir y endurecerse. 

No consentirse errores ni atajos

Debemos ser unos jueces comprensivos con nosotros mismos, pero a la vez, vigilantes y rígidos. No nos podemos consentir errores ni atajos. No podemos dar por bueno un párrafo que estamos memorizando si realmente no nos lo sabemos y hemos de volver al tema las veces que hagan falta hasta que nos lo sepamos bien. No hay atajos en el estudio. Y de la misma forma que la repetición de nuestro método de estudio, machacón y exigente, es un camino seguro, como se ha demostrado desde hace veinte años, al triunfo; la repetición del error de consentirse fallos es un camino más seguro aún al desastre. Un tribunal puede decir que un buen tema es malo porque no le guste el enfoque o le saque una falla. Lo que es imposible es que un tribunal dé por bueno un tema que sea malo. Así que hay que estudiar con rigor y coherencia. Como decía Julio César, un ejercito combate como entrena.

Resolver las dudas

Es imprescindible resolver las dudas también. Tanto en lo que se refiere al método de estudio como al propio contenido de los temas. Memorizar es imprescindible, pero solo lo que comprendemos es memorizado con facilidad y será explicado con claridad. Lo demás es la memoria del loro, que nos puede permitir hacer un buen tema, pero que no nos servirá ni para el comentario ni para la vida diaria. Ahí, en esa resolución de dudas está la asertividad del opositor y la disponibilidad del preparador.

Buscar el lado positivo al estudio

Ya hemos dicho que estudiar es tedioso, repetitivo y que además nos resta tiempo para vivir junto a nuestros seres queridos experiencias inolvidables. Todo eso es cierto. Pero mal haremos si no nos paramos a pensar qué es lo bueno que tiene el estudio. El saber, la conciencia de que somos mejor personas sabiendo más porque podremos engrandecer nuestro espíritu y podremos transmitir ese saber es algo básico. Y es que si no sentimos esto, es mejor dejarlo. La función social que hemos elegido, la de docentes, significa precisamente esto. Y si no somos capaces de ver algo positivo en ello, créeme, lo mejor es dejarlo. Estudiando aprendemos cosas muy interesantes que nos ayudan a comprender la realidad y la vida. Cuando estudiamos el Quijote estamos indagando en la vida de su autor y comprendemos la relación que hay entre la sociedad, la historia y el individuo. A su vez aprendemos historia de España y eso nos sirve para comprender por qué hoy nuestro país es así. Aprendemos también de algo que nos apasiona, la literatura y comprendemos por qué el Quijote es la obra más importante de la historia. Nos enorgullecemos de ser españoles y de que en nuestra lengua española se construyera ese monumento de belleza y humanidad. Si nada de esto te ha emocionado un poco, créeme, lo mejor es que lo dejes porque no vas a ser un buen profesor. Pero estoy seguro de que no es así, de que sí has visto que se pueden encontrar cosas bonitas en el estudio. Así que adelante, con fe y valor.

Darse premios

Hay que fijarse metas y darse premios. Ir al cine si hemos concluido nuestro objetivo semanal, pasar una noche excelente con nuestra pareja, salir al campo o al mar. Regalarnos un libro o una prenda de ropa. Disfrutar de esos pequeños placeres de la vida debe ser el premio por haber cumplido con nuestro deber. Nuestros seres queridos pueden y deben ayudarnos en esto.

Mantener siempre un espíritu positivo

Lo fundamental es mantener un espíritu positivo. Visualizar el bendito momento en que alcancemos la plaza. Pasaremos dificultades, ya las estamos pasando, pero las superaremos. Nos gusta lo que hacemos. Nos encantaría dedicar nuestra vida a la docencia. Tenemos un viento en nosotros mismos que nos impulsa hacia la meta. Persistiremos. Y llegará un día, con toda seguridad, en que alcancemos el puerto de nuestra plaza. No nos rendiremos jamás hasta alcanzarlo. Ese es el espíritu. ¡Una plaza es para ti!