Nuestro método de estudio y repaso (que está registrado en el Registro de la Propiedad Intelectual) surgió en 1992 y desde entonces ha servido a centenares de personas para preparar sus oposiciones y alcanzar su plaza.
Método de síntesis tradicional
Yo siempre había estudiado en el instituto y en la universidad sintetizando los apuntes o libros que debía memorizar y generando un texto propio que es el luego volcaba en los exámenes. Desde niño lo repetía todo de pe a pa y en los exámenes teóricos mi nota era muy alta siempre. Yo iba a todos los exámenes con la absoluta confianza de que iba a salirme muy bien. Y es muy grato ir con esa confianza a un examen. ¡Cuánto más a un examen de oposición!
Disparar más de tres mil palabras como una ametralladora.
Enseguida me di cuenta además de que, en las oposiciones, lo fundamental era escribir más que los demás. No había unos apuntes oficiales como en el instituto o en la universidad, sino que se ponía un tema y cada uno escribía lo mejor que sabía y podía. Obviamente, quien escribiese más, alcanzaría la mejor nota (siempre que pusiera cosas correctas, obviamente) Mi objetivo fue construir temas de unas 3500 o 4000 mil palabras y luego diseñar un método para aprendérmelas de memoria y no tener que pensar en el examen. Ir al examen con alma de disparar palabras como una ametralladora. Sin parar.
Repetir mi método de estudio antiguo.
Me planteé memorizar unas 288.000 palabras, que era el volumen de palabras correspondiente a los 72 temas que era capaz de decir en voz alta o escribir en dos horas. ¿Cómo hacerlo? Pues como lo había hecho hasta entonces. Codos y buena memoria. Eso implicaba mucho tiempo para memorizar cada tema. Pero yo ya estaba acostumbrado a largas sesiones de estudio y a asumir que la memorización siempre es lenta y costosa. La fe es fundamental aquí y se adquiere poco a poco. Tranquilidad, fe y pensamiento positivo. ¡A por ello!
Los problemas de estudio eran los del repaso
Fui aprendiéndome los temas y repasándolos semanalmente. Y durante tres meses la cosa fue bien. Repasaba cada tema entre 45 y 60 minutos en el fin de semana y podía estudiar nuevos temas durante los días de diario. El problema surgió cuando llegó un momento (al llevar ya estudiados unos veinte temas), en que ya no tenía horas suficientes durante el fin de semana para repasar. Hablé con gente y muchas personas me dijeron que ellos lo que hacían era dejarlos y pegarse luego un atracón de repasos a dos o tres meses de la oposición.
¿Cómo memorizamos a largo plazo?
A mí eso no me convenció. Era absurdo pegarse una paliza para memorizar un tema y luego dejarlo de lado unos meses. Obviamente, gran parte se iba a olvidar. Era de pura lógica. Si yo me aprendo un teléfono y estoy sin usarlo tres meses o cuatro, es imposible que lo recuerde. No, la clave no podía estar ahí. La clave está en repetir ese número de forma frecuente para que no se nos olvide. Esa es la clave de la memorización a largo plaza: el refrescamiento de lo aprendido en un ciclo lo suficientemente cercano para que la información no se olvide. ¿Y cuál era ese ciclo? Yo me dije que debía ser una semana o a lo sumo dos semanas.
El repaso semanal del Método Opohispania: repasar un tema en 15 minutos
Y ese repaso semanal, para ser efectivo, solo podía durar unas horas. Al ser 72 temas, si a cada uno le dedicaba 15 minutos, sumaban 18 horas, lo que daba igual a dos sesiones de 9 horas. Eso quería decir que cuando llevase el temario entero (lo que solo ocurriría a un mes de las oposiciones), podría repasarlo entre un sábado y un domingo a tope. ¡Ese tenía que ser mi objetivo!
Repasar un tema en cinco minutos
Lo mejor de todo fue que poco a poco fui puliendo el método de repaso, reflexionando sobre cómo se produce la memorización y sobre todo la recuperación de lo memorizado por nuestro cerebro. No soy ningún neurólogo ni psicólogo, pero leí libros sobre memorización y, sobre todo, apliqué sus enseñanzas y mi propia inteligencia a la práctica de repaso que yo hacía cada semana. Una técnica a la que dedicaba muchas horas semanales era pulida poco a poco hasta conseguir que un tema que comenzaba repasando en quince minutos, lo acababa repasando en cinco. El primer año que me presenté siguiendo este método fue en 1994. Me repasé el temario entero en la biblioteca pública de El Puerto de Santa María en un solo día. Me pareció increíble.
La solidez del Método Opohispania
A pesar de los nervios que supone todo el proceso de las oposiciones, era muy reconfortante saber que salieran las bolas que saliesen, yo iba a disparar palabras como una ametralladora. Al realizarse el sorteo, yo, gracias a mi HC (otro elemento del método Opohispania), sabía perfectamente qué tema realizar. Me puse a ello. Estuve escribiendo sin cesar las dos horas y las escasas veces que levanté la cabeza vi a muchas personas mirando al techo, sin saber qué escribir. Yo no paré de hacerlo en las dos horas. Entonces se leía el ejercicio en voz alta. El día que me tocó leer mi ejercicio, la inmensa mayoría lo hacía en unos diez o quince minutos; yo estuve una media hora. La gente estaba asombrada cuando salí del aula del tribunal. Mi nota fue cercana al diez.
Un método imbatible para escribir más de tres mil palabras en dos horas
Me di cuenta de que mi método era imbatible y que la inmensa mayoría de las personas no sabía cómo enfrentarse al estudio de las oposiciones. Yo, afortunadamente, sí lo sabía. Y así seguí perfeccionando el método desde entonces hasta hoy con las enseñanzas de aplicarlo en mí mismo y en centenares de opositores que han confiado en mí desde entonces. Es para mí un orgullo haber inventado este método y haber contribuido con él a que muchas personas hayan alcanzado sus sueños.