¡Ponte a prueba! 12/2022

¡Ponte a prueba! 12/2022

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Hoy es el primer viernes de diciembre y entramos en uno de los puentes más largos del año. Es buen momento para sacar tiempo para el estudio o, si lo llevamos bien, recargar pilas. En todo caso, nosotros rematamos nuestra intensa semana de estudio con nuestro ¡Ponte a prueba!, el reto que quiere servir como piedra de toque para las nunca suficientemente alabadas personas que se consagran a la preparación de la prueba de comentario de las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura.

Y hoy volvemos con un texto que en su época tuvo enorme difusión alcanzando a miles de lectores, por lo que estamos expectantes ante la posibilidad de que nuestros participantes sean capaces de reconocer obra y autoría. Si no es así, ya sabemos que podríamos realizar un sólido comentario si apuntáramos razonadamente su género, época y movimiento literario.

Como siempre, se puede participar escribiendo la solución como comentarios en la página de Facebook de opolengua.com hasta el domingo por la noche. El lunes por la tarde daremos la solución con la lista de acertantes.

Y nada más por hoy. Feliz fin de semana. Saludos y ánimo.

-Si -parecía tan tranquilo como siempre-. Te lo voy a afeitar y te vas a dejar. Lo único que tienes que hacer es estarte quieta. No te va a doler. Estoy harto de hacerlo. Sigue hablando.
-Pero… ¿por qué?
-Porque eres muy morena, demasiado peluda para tener quince años. No tienes coño de niña. Y a mí me gustan las niñas con coño de niña, sobre todo cuando las voy a echar a perder. No te pongas nerviosa y déjame. Al fin y al cabo, esto no es más deshonroso que calzarse una flauta escolar, dulce, o como se llame…
Buscar una excusa, cualquier excusa.
-Pero es que en casa se van a dar cuenta y como Aurelia me vea se lo va a cascar a mamá, y mamá…
-¿Por qué se va a enterar Amelia? No creo que os hagáis cosas por las noches.
-No -me había puesto tan histérica que ni siquiera tuve tiempo de defenderme por lo que acababa de decir-, pero ella y Patricia me ven cuando me visto y cuando me desnudo, y los pelos se transparentan -aquello me tranquilizó, creía haber estado brillante.
-Ah, bueno, pero no te preocupes por eso, te voy a dejar el pubis prácticamente igual, solo pienso afeitarte los labios.
-¿Qué labios?
-Estos labios -dejó que dos de sus dedos resbalan sobre ellos. Yo había pensado que haría exactamente lo contrario, y me pareció que el cambio era para peor, pero ya había decidido no pensar, por enésima vez, no pensar, al paso que íbamos el cerebro se me fundiría aquella misma noche.
-Ábretelo tú con la mano, por favor…-lo hice-, y sigue hablando. ¿Qué hiciste cuando te vio Amelia?
Noté el contacto de la hoja, fría, y sus dedos, estirándome la piel mientras volvía hablar, a escupir las palabras como una ametralladora.