Como cada lunes, comenzamos la semana con la solución de nuestro ¡Ponte a prueba!, el acertijo con el que acompañamos desde 2016 a las esforzadas personas que preparan la prueba de comentario de las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura.
Y decíamos el viernes con un texto que tuvo enorme difusión en su época y catapultó a su autora gracias a conseguir el Premio de novela erótica de La Sonrisa Vertical. Y efectivamente, han sido varias las personas que han reconocido la obra, mostrando nuevamente su competencia literaria.
Y así, Adrián Gómez Acosta señala acertadamente que el fragmento pertenece a una novela de la segunda mitad del siglo XX o del siglo XXI. Verónica Prezioso acierta con la autoría del texto y hacen pleno varias personas: David González Garrido (que incluso señala a los protagonistas del diálogo), José Manuel Serrano Valero, Lydia P. García, Alejandro Herraiz y Amp CF. ¡Enhorabuena a todas ellas y ojalá que el día D tengan la misma suerte!
Y es que efectivamente, se trataba de un fragmento de Las edades de Lulú (1989) de la recientemente fallecida Almudena Grandes (1960-2021) a la que de esta forma homenajeamos. Descanse en paz.
Y nada más por hoy. Como siempre, volveremos el viernes con una nueva entrega de nuestro reto. Saludos y ánimo.
-Si -parecía tan tranquilo como siempre-. Te lo voy a afeitar y te vas a dejar. Lo único que tienes que hacer es estarte quieta. No te va a doler. Estoy harto de hacerlo. Sigue hablando.
-Pero… ¿por qué?
-Porque eres muy morena, demasiado peluda para tener quince años. No tienes coño de niña. Y a mí me gustan las niñas con coño de niña, sobre todo cuando las voy a echar a perder. No te pongas nerviosa y déjame. Al fin y al cabo, esto no es más deshonroso que calzarse una flauta escolar, dulce, o como se llame…
Buscar una excusa, cualquier excusa.
-Pero es que en casa se van a dar cuenta y como Aurelia me vea se lo va a cascar a mamá, y mamá…
-¿Por qué se va a enterar Amelia? No creo que os hagáis cosas por las noches.
-No -me había puesto tan histérica que ni siquiera tuve tiempo de defenderme por lo que acababa de decir-, pero ella y Patricia me ven cuando me visto y cuando me desnudo, y los pelos se transparentan -aquello me tranquilizó, creía haber estado brillante.
-Ah, bueno, pero no te preocupes por eso, te voy a dejar el pubis prácticamente igual, solo pienso afeitarte los labios.
-¿Qué labios?
-Estos labios -dejó que dos de sus dedos resbalan sobre ellos. Yo había pensado que haría exactamente lo contrario, y me pareció que el cambio era para peor, pero ya había decidido no pensar, por enésima vez, no pensar, al paso que íbamos el cerebro se me fundiría aquella misma noche.
-Ábretelo tú con la mano, por favor…-lo hice-, y sigue hablando. ¿Qué hiciste cuando te vio Amelia?
Noté el contacto de la hoja, fría, y sus dedos, estirándome la piel mientras volvía hablar, a escupir las palabras como una ametralladora.