La importancia del repaso en las oposiciones
De manera recurrente recibimos correos acerca de cómo deben realizarse los repasos. Y es normal, pues como hemos dicho tantas veces, en un examen que se prepara tan a largo plazo (pueden ser dos años o incluso más, si no sacamos la plaza a la primera) el repaso es el terreno en el que en realidad se juegan las oposiciones. Lo que probablemente no hemos hecho nunca en el instituto o en la universidad (repasar temas con varios meses de antelación) tenemos que hacerlo ahora.
El bloqueo en los repasos
Y de ahí suele surgir una espiral de bloqueo. Lo normal es que una persona dedique una hora al repaso de un tema aproximadamente. Esto, lógicamente, no es una medida exacta, sino una media aproximativa. Lo normal es que una persona dedique unas veinte horas a la oposición. Y esto quiere decir que al llegar a los veinte temas estudiados, si los repasa semanalmente, está bloqueada, porque ya no tiene tiempo para otra cosa. ¿Cómo solucionar este problema?
Las tres formas básicas de repasar y sus consecuencias
A esta situación se le pueden dar diferentes respuestas. Hay casi tantas maneras de repasar como personas, pero de forma general y sintética podríamos decir que hay tres formas de repasar.
El repaso al final del proceso
Una manera, quizá la más común, de repasar las oposiciones es concentrar el repaso de todos los temas estudiados al final del estudio, dividiendo el proceso en dos bloques nítidos. Unos meses iniciales dedicados al estudio de cuantos más temas mejor y otro final de un par de meses dedicado al repaso. Por ejemplo, estudiamos hasta finales de abril y repasamos en mayo y junio. O incluso comenzamos los repasos en abril. Este método es para nosotros el menos recomendable porque facilita que muchísimas ideas y datos se nos olviden durante los meses en que no volvemos a ver el tema. Hay una idea elemental en todo esto. Si yo tengo que aprender cincuenta números de teléfono de aquí a junio, es útil aprenderse un número hoy para luego repasarlo dentro de cinco o seis meses. ¿No será tirar ese esfuerzo de estudio a la papelera pues será olvidado al pasar tiempo sin recuperar la información?
Estudiar y repasar los temas de oposición por bloques
La primera consiste en alternar periodos de estudio y repaso. Es decir, estamos dos meses estudiando todos los temas que podamos sin mirar atrás y al final de ese periodo, repasamos todos los temas que llevemos. Supongamos que un opositor estudia desde septiembre a noviembre (tres meses) y luego dedica diciembre al repaso. Estudia enero y febrero (y dedica marzo al repaso) y estudia abril (y dedica mayo y junio al repaso). Incluso podría comenzar por estudiar temas de literatura, por ejemplo. Luego estudiar temas de gramática y luego tipologías textuales, retórica y géneros. Esto daría lugar a tiempos más o menos equilibrados de repaso y estudio y a repasar tres veces con la consiguiente seguridad en el dominio de los temas.
El repaso semanal es el más acorde con el funcionamiento de la memoria y el que optimiza nuestro tiempo
Nuestra manera de repasar consiste justamente en hacerlo de forma semanal. Es decir, hay un día a la semana en los que nosotros recuperamos toda la información que está en nuestra memoria. ¿Para qué? Para refrescarla. Siguiendo el ejemplo anterior, si hoy me dicen un número de teléfono y yo hago el esfuerzo de memorizarlo, será desperdiciar ese tiempo si yo no lo refresco y uso de forma regular. Sabemos dónde está un objeto porque refrescamos su ubicación en nuestra memoria o lo usamos con regularidad. Si no es así, el recuerdo se olvida. Esto es de una evidencia palmaria, porque es así cómo funciona nuestra memoria. Y lo lógico es hacer en las oposiciones lo que se hace en la vida.
Conclusión: cómo se debe repasar el temario de oposiciones
La conclusión es que la mejor forma de repasar y la que menos tiempo nos va a suponer es repasar de forma constante. En este sentido hay una consecuencia evidente. Este repaso ha de ser rápido, pues si dedicamos una hora semanal a cada tema, cuando llevemos veinte ya no haremos otra cosa. Ese problema fue el que me surgió a mí como opositor en 1992 y me condujo a crear un método de repasos que me permitiera repasar un tema en diez-quince minutos para poder repasar entre veinticuatro y treintaiséistemas en seis horas. Yo hacía esto todos los sábados. Para poder hacerlo tuve que modificar la estructura de mi temario. Todo esto condujo a que yo llevase a partir de 1994 todos los temas a todas las oposiciones a las que me presenté. Y cada año con un dominio mayor, porque no olvidaba apenas nada de la información y mejoraba el temario. Este temario y método de estudio y repaso que luego inscribí en el Registro de la Propiedad Intelectual es el Método Opohispania que ofrecemos a nuestros opositores.
El repaso y la docencia
Hay además una consecuencia importantísimas en todo esto. Y es el hecho de que yo no me he preparado teóricamente una sola clase en toda mi vida como docente (casi treinta años). Dominar el temario no solo nos lleva a sacar la plaza, sino que nos da una autoridad moral indiscutible ante nuestros alumnos, lo que a su vez redunda en mejorar muchísimo la disciplina. El alumnado no respeta a quien detecta que no sabe o sabe muy poco. Los docentes que no dominan la materia sufren y temen. Y esto significa baja autoestima y escasa autoridad moral entre alumnos y compañeros. ¿Y quién no desea ser respetado en su propio centro de trabajo?