Estamos ya en febrero. El curso avanza. Y llega un viernes más y nosotros lo celebramos publicando una nueva entrega de nuestro ¡Ponte a prueba!, el acertijo con el que acompañamos desde 2016 a las abnegadas personas que preparan las oposición de Lengua Castellana y Literatura en su prueba de comentario de texto. Nuestro reto es también extensible a todas las personas que gusten de la literatura y quieran realizar este (esperemos) provechoso pasatiempo.
Y hoy traemos otra obra clásica que es para nosotros una incógnita, pues no sabemos si será reconocida o no. En todo caso, como siempre, si no reconocemos obra y autoría, siempre podemos organizar un buen comentario si razonamos su época, su género y su movimiento literario. La obra de hoy da mucho juego en este sentido.
Como siempre, para participar, podemos hacerlo escribiendo un comentario en la página de Opolengua de Facebook (ojo, porque el sitio correcto no es mi perfil personal) hasta el domingo por la noche y nosotros daremos la solución el lunes con la relación de acertantes. Este comentario puede ser más o menos razonado, pero no se trata de comentar la presunta facilidad o dificultad que pueda presentar el texto, lo que puede dar lugar a equívocos y frustraciones. Como en las oposiciones, a propósito, unas veces ponemos textos más conocidos y otras menos. En todo caso, esto es siempre relativo porque lo que es fácil para una persona para otra es difícil y a nadie le gusta que le digan que es un texto fácil si no lo ha acertado.
Y nada más. Vamos con el texto de esta semana.
Mientras q al triste lamentable accento
Del mal acorde son del canto mio,
En Eco amarga de cansado aliento
Responde, el monte, el prado, el llano, el rio,
Demos al sordo y pressurosso viento
Las quexas que del pecho ardiente y frio
Salen a mi pesar, pidiendo en vano
Ayuda al río, al monte, al prado, al llano.
Crece el humor de mis cansados ojos
las aguas deste rio y deste prado
las variadas flores son abrojos
y espinas que en el alma an entrado.
No escucha el alto monte mis enojos
y el llano de escucharlos se ha cansado
y assi vn pequeño aliuio al dolor mio
no hallo en en monte, en llano, en prado, en río.
Crey que el fuego que en el alma enciende
el niño Alado, el lazo con que aprieta la red,
la red, sotil, con que a los dioses prende,
y la furia, y rigor de su saeta,
q assi offendiera, como a mi me offende,
Al subgeto sin par que me subgeta
más contra vn alma q es de mármol hecha
la red, no puede el fuego, el lazo y flecha.
Yo si que al fuego me consumo y quemo
y al lazo, pongo humilde la garganta,
y a la red inuisible poco temo,
y el rigor de la flecha no me espanta.
Por esto soy llegado a tal estremo,
a tanto daño, a desuentura tanta,
que tengo por mi gloria y mi sossiego
la saeta, la red, el lazo el fuego.
Esto cantaua Elicio en las ribera de Tajo, con quien naturaleza se mostro tan liberal, quanto la fortuna y el amor escassos. Aunque los discursos del tiempo consumidor, y renouador de las humanas obras le truxeron a términos, que tuvo por dichosos los infinitos y desdichados, en que se auia visto y en los q su desseo le auia puesto, por la incomparable belleza de la sin par pastora en las mesmas riberas nacida.