En la entrada de la semana pasada explicábamos por qué las oposiciones deben prepararse a largo plazo. Ya decíamos que las oposiciones son una opción vital y que son precisamente quienes las enfocan así las personas que, con toda seguridad, obtienen su plaza. En la entrada de hoy nos proponemos señalar algunas ideas sobre cómo deben estudiarse teniendo en cuenta esta premisa.
La importancia del temario
Lógicamente, lo primero, la base de todo el proceso es tener un buen temario, pues es la información que vamos a tener que aplicar a todos los aspectos de la oposición. Tanto para afrontar la prueba teórica, como los comentarios y la programación (pues hemos de manejar la fuente epistemológica del currículo) el temario es fundamental. Necesitamos un temario sólido, riguroso, adaptado al tiempo real del ejercicio (para dedicar el tiempo justo y necesario para su memorización) y, sobre todo, (y por encima de la originalidad) que se lea y se comprenda bien. Es decir, que sea ameno.
La importancia del método de estudio y repaso
Como ya hemos señalado tantas veces, de nada nos sirve el mejor temario si no contamos con un método que nos garantice (y hay que fijarse en este punto, porque hablamos de garantizar) su memorización a largo plazo. Es decir, se trata de que si no aprobamos a la primera, lo cual es probable, podamos utilizar el esfuerzo realizado memorizando en las sucesivas oposiciones. Esto es muy importante, pues es lo que nos permite aumentar en cada oposición el número de temas y la calidad de los mismos. Yo me presenté en 1992 con un tema (fui a probar, no a aprobar), en 1993 con casi treinta temas y a partir de 1994 con todo el temario. Por otro lado, necesitamos un método de estudio que nos dé la absoluta garantía por medios objetivos de que nos sabemos el tema. Eso es lo que impide que el día D nos quedemos en blanco. Hoy mismo me ha escrito un opositor diciéndome lo siguiente (cito textualmente): “Me he dado cuenta de que no sabía memorizar. Es fácil pasar horas leyendo lo mismo, pero con este método me paso más tiempo evocando: el esfuerzo mental es increíble. Sin embargo, te da un plus de energía comprobar empíricamente que efectivamente memorizas”. De eso es de lo que se trata y es lo que conseguimos con nuestro método de estudio y repaso: memorizar para siempre. En casi treinta años que he dado clase en secundaria, nunca (y digo nunca) me he preparado teóricamente una clase. Todo ya lo sabía de saberme el temario de cabo a rabo.
La importancia de las lecturas
Es muy importante también leer. En una entrada posterior abundaremos sobre qué, cómo y cuándo leer, pero ahora, señalaremos lo fundamental. Leer nos permite conocer obras que luego aplicaremos en clase para extraer textos. Si no hemos leído el Romancero gitano, el Buscón, el Quijote, el Corbacho, el Lazarillo o a Pardo Bazán difícilmente podremos extraer textos de ellos. Por otro lado, la comprensión cabal de los temas de literatura solo puede producirse si acompañamos el estudio de los mismos con la lectura de los textos más significativos de cada tema. Además estas lecturas nos sirven para memorizar mejor el temario.
La importancia del comentario
Y esta es otra capacidad que no debemos perder de vista nunca. Porque, incluso si en las próxima convocatoria de tu comunidad no hubiera comentario, la capacidad de comprender literariamente un texto implica las destrezas que debemos manifestar en un comentario de texto. Dicho de otra forma: solo hay una manera de leer literatura y es la misma que aplicamos cuando hacemos un comentario; es decir, realizar una lectura que nos permita reflexionar sobre el contenido y la forma que muestra un texto (sea completo o parcial). Así pues, si no hacemos comentarios en sentido estricto, sí debemos leer aplicando a las novelas, poemarios u obras dramáticas que leamos esas mismas destrezas. Esto además contribuirá a que nuestra competencia mejore para cuando vuelva a haber, y volverá, prueba de comentario.
Persistir es siempre la clave
Pero lo fundamental de cómo se preparan estas oposiciones es creciendo personalmente, aguantando los inconvenientes, los imprevistos, las dificultades y las cortapisas que nos vamos a encontrar, con toda seguridad en el camino. La capacidad de resistencia, la fe en nosotros mismos, el amor propio, la serenidad y la templanza son virtudes que nos van a exigir en muchos momentos y vamos a sacar de nuestro interior la fortaleza necesaria para superar todas estas pruebas. La superación de los primeros inconvenientes irá generando una capa de resistencia que al principio será leve, pero que, dificultad tras dificultad superada, se irá endureciendo y nos dará la confianza en que somos dueños del proceso. Esta es la clave en realidad de las oposiciones: la seguridad de que, pase lo que pase, el futuro es nuestro. Ya pueden cambiar el currículo, el real decreto de acceso, la forma de organizar las listas de las oposiciones, ya puede venir la crisis y hacer que se rebaje el número de plazas… Por todo esto pasé yo y han pasado muchas otras personas. Pero quienes hemos resistido todo esto, lo hemos conseguido. Este es el ejemplo que debes seguir y, no te quepa la menor duda, una plaza será para ti.