¡Ponte a prueba! 31/2022 (Solución)

¡Ponte a prueba! 31/2022 (Solución)

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Como cada lunes, iniciamos una intensa semana de esfuerzo con la solución de nuestro “¡Ponte a prueba!”, ese sencillo reto con el que queremos ayudar a las valientes y esforzadas personas que preparan con fe las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura en su siempre temida prueba de comentario.

Decíamos el viernes que se trataba de un texto que gusta a los alumnos y así es. En mi experiencia como profesor de bachillerato, esta obra (que he empleado como lectura voluntaria y optativa) ha gustado siempre a los alumnos que la han leído, seguramente por su frescura y dinamismo: es una novela en la que la acción se sucede sin respiro y que además agradará a quienes gusten del género cinematográfico del western pues aparecen numerosos personajes con los que estamos familiarizados como Billy el Niño, Pat Garret o Chisum.

Y ha habido, como siempre acertantes. Así, Natalia de lglesia Cid señala con acierto la época y género del texto, pues se trata de una narración del siglo XX. José Manuel Serrano Valero afina aún más señalando que se trata de una novela del Oeste, lo cual es también correcto. Y es Rafael Robledo Simón quien hace pleno pues, efectivamente, se trataba de un fragmento del inicio de El bandido adolescente (1965) de Ramón J. Sender (1901-1982), cuando un jovencísimo Billy está iniciándose en el camino de la delincuencia y aún no tiene labrada su leyenda como pistolero. ¡Enhorabuena a todos ellos y ojalá que el día D tengan la misma fortuna!

Y nada más por hoy. Mañana volveremos con nuestro artículo de opinión. Feliz semana de estudio. Saludos y ánimo.

Horas tardó en convencer a los indios, pero, al fin compadecidos, le dieron de comer y al caer la tarde lo despidieron con palabras de consuelo. “El pobre es muy chamaco y lo han engañado”, comentaban entre sí. Billy siguió su camino fingiéndose triste y desolado. Los indios le decían que aprendiera de aquel ejemplo y no volviera a confiar en nadie y mucho menos en un hombre blanco.
Ochenta millas más adelante y tres días después encontró a su amigo que le esperaba bebiendo en un saloon rodeado de viejitas. Rieron, se restituyeron sus posesiones y se repartieron el dinero de las apuestas. El negocio había sido redondo y los indios habían hecho el… indio, como se suele decir. Pero en aquel lugar Alias había dado como nombre propio el de Billy y éste se quedó muy sorprendido al saberlo. Se justificó Alias diciendo que suponía que los indios lo habían matado ya.
-¿Tan seguro estabas?
-Pues… era lo más aparente
-¿Y lo dices así, pendejo?
-Tú inventaste la maula de la carrera. Fue tu cabeza de dónde salió todo el embrollo.
-Puesto a suponer -respondía Bily sombrío-, podrías suponer otra cosa. Pero, además, tanto tú como yo tenemos a cargo la vida de tres indios. Mi nombre no te mejora.
-Bah, los indios no son personas. Con decir que nos atacaron salimos del paso.
Billy, que solía guardar secreto a sus propias hazañas, le contó, sin embargo, a su amigo la aventura de Silver City, donde había matado a un hombre blanco y Alias, asustado, lo miró de una manera diferente y renunció para siempre a llamarse Billy the Kid.