¡Ponte a prueba! 32/2022 (Solución)

¡Ponte a prueba! 32/2022 (Solución)

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Comienza la última semana de mayo y se acercan las oposiciones de Galicia y Baleares. Nosotros comenzamos la semana con la solución a a nuestro ¡Ponte a prueba!, el reto con el que acompañamos desde 2016 a las esforzadas y nobles personas que preparan, con gran tesón, las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura en su temida prueba de comentario.

Decíamos el pasado viernes que el texto elegido fue muy leído y celebrado en su tiempo, pero que no sabíamos si esa fama había llegado a la actualidad. Las respuestas obtenidas en nuestra página de Facebook demuestran, una vez más, el alto nivel de competencia literaria que muestran nuestros seguidores. Y así, José Manuel Serrano Valero acierta en cuanto que sitúa el texto en el siglo XX, Natalia de la Iglesia apoya esa datación. Rafael Robledo Simón argumenta muy acertadamente la adscripción del texto y Ivan GC hace casi pleno al acertar la autoría. Es muy destacable también la aportación de David González Garrido, pues aunque se arriesga con un autor concreto da cuenta muy acertadamente de rasgos sobresalientes del poema. ¡Enhorabuena a todos ellos y ojalá que el día D tengan la misma suerte!

Y es que efectivamente se trataba del poema “Oda a Venecia ante el mar de los teatros” del famoso poemario Arde el mar (1966) con el que alcanzó ese año el Premio Nacional de Poesía Pedro (Pere) Gimferrer (1945).

Y nada más por hoy. Feliz semana de estudio. Saludos y ánimo.

Tiene el mar su mecánica como el amor sus símbolos.
Con que trajín se alza una cortina roja
o en esta embocadura de escenario vacío
suena un rumor de estatuas, hojas de lirio, alfanjes,
palomas que descienden y suavemente pósanse.
Componer con chalinas un ajedrez verdoso.
El moho en mi mejilla recuerda el tiempo ido
y una gota de plomo hierve en mi corazón.
Llevé la mano al pecho, y el reloj corrobora
la razón de las nubes y su velamen yerto.
Asciende una marea, rosas equilibristas
sobre el arco voltaico de la noche en Venecia
aquel año de mi adolescencia perdida,
mármol en la Dogana como observaba Pound
y la masa de un féretro en los densos canales.
Id más allá, muy lejos aún, hondo en la noche,
sobre el tapiz del Dux, sombras entretejidas,
príncipes o nereidas que el tiempo destruyó.
Que pureza un desnudo o adolescente muerto
en las inmensas salas del recuerdo en penumbra
¿Estuve aquí? ¿Habré de creer que éste he sido
y éste fue el sufrimiento que punzaba mi piel?
Qué frágil era entonces, y por qué. ¿Es más verdad,
copos que os diferís en el parque nevado,
el que hoy así acoge vuestro amor en el rostro
o aquel que allá en Venecia de belleza murió?
Las piedras vivas hablan de un recuerdo presente.
Como la vena insiste sus conductos de sangre,
va, viene y se remonta nuevamente al planeta
y así la vida expande en batán silencioso,
el pasado se afirma en mí a esta hora incierta.
Tanto he escrito, y entonces tanto escribí. No sé
si valía la pena o la vale. Tú, por quien
es más cierta mi vida, y vosotros que oís
en mi verso otra esfera, sabréis su signo o arte.
Dilo, pues, o decidlo, y dulcemente acaso
mintáis a mi tristeza. Noche, noche en Venecia
va para cinco años, ¿cómo tan lejos? Soy
el que fui entonces, sé tensarme y ser herido
por la pura belleza como entonces, violín
que parte en dos aires de una noche de estío
cuando el mundo no puede soportar su ansiedad
de ser bello. Lloraba yo acodado al balcón
como en un mal poema romántico, y el aire
promovía disturbios de humo azul y alcanfor.
Bogaba en las alcobas, bajo el granito húmedo,
un arcángel o sauce o cisne o corcel de llama
que las potencias últimas enviaban a mi sueño.
Lloré, lloré, lloré
¿Y cómo pudo ser tan hermoso y tan triste?
Agua y frío rubí, transparencia diabólica
grababan en mi carne un tatuaje de luz.
Helada noche, ardiente noche, noche mía
como si hoy la viviera! Es doloroso y dulce
haber dejado atrás a la Venecia en que todos
para nuestro castigo fuimos adolescentes
y perseguirnos hoy por las salas vacías
en ronda de jinetes que disuelve un espejo
negando, con su doble, la realidad de este poema.