Tras nuestra semana hispana, volvemos como cada lunes con la solución de nuestro acertijo, ¡Ponte a prueba!, un sencillo reto con el siguiendo la máxima “docere et delectare” acompañamos a las valientes y esforzadas personas que preparan las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura en su decisiva prueba del comentario de texto, la más exigente y verdadera para distinguir a los mejores aspirantes, con la finalidad de que tengan un banco de pruebas sobre el que ponderar sus conocimientos.
Y decíamos el viernes que el texto estaba animado por el hispanismo, como homenaje a al acontecimiento que abrió la hermandad cultural entre los “españoles de los dos hemisferios” (como se decía antaño) y supuso el acontecimiento más importante de nuestro idioma, al convertir al español en una lengua universal. Y con estas pistas y con las que daba el propio texto, nos hemos encontrado, como siempre, con el buen olfato y los conocimientos literarios de nuestros participantes. Así, Natalia de la Iglesia Cid lo sitúa acertadamente en el siglo XX, José Manuel Serrano Valero lo adscribe acertadamente al modernismo. Verónica Prezioso y Eva López Santuy indican su autoría y es Adrián Gómez Acosta quien hace el pleno, pues efectivamente da con el título del poema del que están extraídos los versos. ¡Enhorabuena a todos y ojalá que el día D tengan la misma suerte!
Y es que, efectivamente, se trataba de la “Salutación del optimista”, que está al inicio de Cantos de vida y esperanza (1905), del poeta nicaragüense y padre del modernismo Rubén Darío (1867-1916).
Y nada más por hoy. Mañana volveremos con nuestra artículo de opinión. Saludos y ánimo.
Únanse, brillen, secúndense, tantos vigores dispersos;
formen todos un solo haz de energía ecuménica.
Sangre de Hispania fecunda, sólidas, ínclitas razas,
muestren los dones pretéritos que fueron antaño su triunfo.
Vuelva el antiguo entusiasmo, vuelva el espíritu ardiente
que regará lenguas de fuego en esa epifanía.
Juntas las testas ancianas ceñidas de líricos lauros
y las cabezas jóvenes que la alta Minerva decora,
así los manes heroicos de los primitivos abuelos,
de los egregios padres que abrieron el surco prístino,
sientan los soplos agrarios de primaverales retornos
y el rumor de espigas que inició la labor triptolémica.
Un continente y otro renovando las viejas prosapias,
en espíritu unidos, en espíritu y ansias y lengua,
ven llegar el momento en que habrán de cantar nuevos himnos.
La latina estirpe verá la gran alba futura,
en un trueno de música gloriosa, millones de labios
saludarán la espléndida luz que vendrá del Oriente,
Oriente augusto en donde todo lo cambia y renueva
la eternidad de Dios, la actividad infinita.
Y así sea Esperanza la visión permanente en nosotros,
¡Ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda!