Ya es viernes de nuevo. Ha pasado otra semana de duro esfuerzo en la que nos hemos exigido al máximo. Y ahora llega el fin de semana para apuntalar y rematar lo avanzado. Y para nosotros es también el momento de ofrecer nuestro acertijo, ¡Ponte a prueba!, el reto a la competencia literaria que desde hace seis años planteamos a las esforzadas y nobles personas que preparan las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura en su decisiva prueba del comentario de texto, esa que hace sirve de criba en las oposiciones.
Hoy traemos un texto que ya ha aparecido en otras ocasiones y, como decimos siempre, eso quiere decir que es más fácil que vuelva a aparecer a que aparezca otro que no salió nunca. Es un texto importante de nuestra literatura y, por diferente razones, filológicas y literarias, puede dar mucho juego. Seguramente esa es la razón de que ya haya sido seleccionado.
Interemos reconocer la obra y su autoría y en este caso, se puede inferir hasta la parte de la obra de la que está extraído el fragmento. En todo caso, debemos recordar, que para un buen comentario de oposiciones supone en el fondo el desarrollo razonado de la adscripción del texto a un género, una época y un movimiento.
Como siempre, puedes participar escribiendo comentarios en la página de Facebook de opolengua.com (no en la mía personal) hasta el domingo por la noche. Nosotros daremos el lunes la solución del reto y la lista de acertantes.
Y nada más por hoy. Feliz fin de semana. Saludos y ánimo.
-Dígote de aquel que hallaste en la mar que será flor de los cavalleros de su tiempo. Éste fará estremecer los fuertes; éste comencará todas las cosas y acabará a su honra en que los otros fallescieron; éste fará tales cosas que ninguno cuidaría que pudiessen ser començadas ni acabadas por cuerpo de hombre; éste hará los sobervios ser de buen talante; éste avrá crueza de coraçón contra aquellos que se lo merecieren y ahún más te digo, que éste será el cavallero del mundo que más lealmente manterná amor, y amará en tal lugar cual conviene a la su alta proeza; y sabe que viene de reyes de ambas partes.
-¡Ay, señora!, -dixo Gandales-, ruégo- vos por Dios que me digáis dónde vos fallaré para hablar con vos en su hazienda.
-Esto no sabrás tú por mí ni por otro, -dixo ella.
-Pues dezidme’ vuestro nombre, por la fe que devéis a la cosa del mundo que más amáis.
-Tú me conjuras tanto, que te lo diré […] Y sabe que mi nombre es Urganda la Desconocida; agora me cata bien y conósceme si pudieres.
Y él, que la vio donzella de primero, que a su parecer no passava de diez y ocho años, viola tan vieja y tan lassa, que se maravilló cómo en el palafrén se podía tener; y començóse a santiguar de aquella maravilla. Cuando ella assí lo vio, metió mano a una buxeta qué en el regaxo traía. Y poniendo la mano por sí, tornó como de primero, y dixo:
-¿Parécete que me hallarías ahunque me buscasses? Pues yo te digo que no tomes por ello afán, que si todos los del mundo me demandassen, no me hallarían si yo no quisiesse.