Ya es viernes. Finaliza otra semana de esfuerzo y nosotros la rematamos con nuestro ¡Ponte a prueba!, el acertijo que se propone retar a la competencia literaria de las nobles y esforzadas personas que preparan la siempre temida prueba de comentario de las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura con la intención de servirles de piedra de toque proponiendo para su reconocimiento un texto que bien pudiera aparecer el día D.
En esta ocasión traemos un texto muy interesante con suficientes méritos tanto en el terreno literario como en el puramente filológico para ser incluido en la prueba real, pues presenta rasgos en ambos sentidos que permitirían su caracterización y comentario.
Como sabes, nuestro reto consiste en reconocer la obra y su autoría. Incluso, si es posible, es muy bueno situar el fragmento dentro de la obra para manifestar nuestro control de la misma. Aunque ya sabemos que si no reconocemos la obra, podemos hacer igualmente un buen comentario razonando por qué el texto pertenece a un género, una época y un movimiento.
Como siempre, puedes participar escribiendo comentarios en la página de Facebook de opolengua.com (no en la mía personal) hasta el domingo por la noche. Nosotros daremos el lunes la solución del reto y la lista de acertantes.
Y nada más por hoy. Feliz fin de semana. Saludos y ánimo.
¡Oh, señora mía, esperança de mi gloria, descanso y alivio de mi pena, alegría de mi coraçón! ¿Qué lengua será bastante para te dar iguales gracias a la sobrada y incomparable merçed que en este punto, de tanta congoxa para mí, me has querido fazer en querer que un tan flaco y indigno hombre pueda gozar de tu suavíssimo amor? Del cual, aunque muy desseoso, siempre me juzgava indigno mirando tu grandeza, considerando tu estado, remirando tu perfeción, contemplando tu gentileza, acatando mi poco merescer y tu alto merecimiento, tus estremadas gracias, tus loadas y manifiestas virtudes. Pues, ¡oh alto Dios, cómo te podré ser ingrato, que tan milagrosamente has obrado comigo tus singulares maravillas! ¡Oh cuántos días antes de agora passados me fue venido esse pensamiento a mi coraçón, y por impossible lo rechaçava de mi memoria, hasta que ya los rayos ilustrantes de tu muy claro gesto dieron luz en mis ojos, encendieron mi coraçón, despertaron mi lengua, estendieron mi merecer, acortaron mi covardía, destorcieron mi encogimiento, doblaron mis fuerças, desadormecieron mis pies y manos; finalmente me dieron tal osadía, que me han traído con su mucho poder a este sublimado estado en que agora me veo, oyendo de grado tu suave boz, la cual, si ante de agora no conosciesse y no sintiesse tus saludables olores, no podría creer que careciessen de engaño tus palabras! Pero como soy cierto de tu limpieza de sangre y hechos, me estoy remirando si soy yo.