¡Ponte a prueba! 22/2023 (Solución)

¡Ponte a prueba! 22/2023 (Solución)

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Como cada lunes, iniciamos nuestra semana de estudio en Opolengua con la solución de nuestro reto ¡Ponte a prueba!, el acertijo con el que pretendemos ayudar a las nobles y esforzadas personas que preparan las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura en su prueba de comentario de texto.

Ya anunciábamos el viernes que habíamos utilizado este texto en nuestras clases en numerosas ocasiones y siempre con éxito. De hecho, en uno de nuestros blogs educativos, es la entrada con más visitas pro la gran difusión que tiene esta obra en Hispanoamérica.

Como siempre, nuestros participantes han vuelto a demostrar su fino instinto y su competencia literaria, acertando el acertijo. Y así José Manuel Serrano Valero lo sitúa acertadamente en el siglo XX. Verónica Prezioso y María Pilar Carbonero Muñoz identifican el género del cuento fantástico. Y Álvaro Lag y Ana Belén Campos Hornero hacen pleno, pues reconocen obra y autoría. ¡Enhorabuena a todos ellos y ojalá que el día D tengan la misma suerte!

Y es que, efectivamente, se trataba de los tres últimos párrafos de “El almohadón de plumas”, cuento fantástico incluido en Cuentos de amor de locura y de muerte (1917) del uruguayo Horacio Quiroga (1878-1937).

Y nada más por hoy. Mañana volveremos con nuestro artículo de opinión.

Feliz semana de estudio. Saludos y ánimo.

Jordán lo levantó; pesaba extraordinariamente. Salieron con él, y sobre la mesa del comedor Jordán cortó funda y envoltura de un tajo. Las plumas superiores volaron, y la sirvienta dio un grito de horror con toda la boca abierta, llevándose las manos crispadas a los bandós. Sobre el fondo, entre las plumas, moviendo lentamente las patas velludas, había un animal monstruoso, una bola viviente y viscosa. Estaba tan hinchado que apenas se le pronunciaba la boca.
Noche a noche, desde que Alicia había caído en cama, había aplicado sigilosamente su boca -su trompa, mejor dicho- a las sienes de aquélla, chupándole la sangre. La picadura era casi imperceptible. La remoción diaria del almohadón había impedido sin duda su desarrollo, pero desde que la joven no pudo moverse, la succión fue vertiginosa. En cinco días, en cinco noches, había vaciado a Alicia.
Estos parásitos de las aves, diminutos en el medio habitual, llegan a adquirir en ciertas condiciones proporciones enormes. La sangre humana parece serles particularmente favorable, y no es raro hallarlos en los almohadones de pluma.