Ya solo quedan cuarenta y tres días para el día D. Es el momento de ir ultimando todos los apartados de la preparación. Pero hoy es viernes de nuevo y eso quiere decir que en www.opolengua.com traemos una nueva propuesta de nuestro ¡Ponte a prueba!, el reto amable y útil con el que tratamos de ayudar desde 2016 a las personas, tan esforzadas como admirables, que invierten muchas horas de su tiempo, con fe e ilusión, en preparar el comentario de texto de las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura, la más difícil y temida de sus pruebas. Como siempre, se trata de un acertijo en el que pueden participar (como decía la Pepa de 1812) españoles de ambos hemisferios y todas las personas que aman nuestra lengua y literatura, aunque no sean opositores.
El texto de hoy es importante y conviene conocerlo profundamente pues ha aparecido en las oposiciones en varias ocasiones. En este caso, reconocer la obra y, por tanto, la autoría del texto nos ayudaría bastante a comentar su contenido. Más aún: si somos capaces de situar la ubicación del fragmento demostraremos el dominio que tenemos de esta obra. Pero lo fundamental es comentar el contenido, pues las ideas que en el texto aparecen y su estructura, nos van a conducir a su género, su época y su movimiento literario.
Como siempre, puedes participar escribiendo comentarios en la página de Facebook de opolengua.com (no en la mía personal) hasta el domingo por la noche. Como siempre, las normas para participar en el reto son escribir los comentarios sin leer los anteriores y no acudir a internet para ayudarnos en la resolución del enigma, pues el día D no habrá más ayuda que nuestro bagaje. Nosotros daremos la solución del acertijo y la lista de acertantes el lunes.
Y nada más por hoy. Saludos y ánimo.
—Ah, claro. ¿En dónde un pueblo del campo será un conjunto de gente con conciencia? ¿En Inglaterra, en Francia, en Alemania? En todas partes el hombre en su estado natural es un canalla, idiota y egoísta. Si ahí, en Alcolea, es una buena persona, hay que decir que los alcoleanos son gente superior.
—No digo que no. Los pueblos como Alcolea están perdidos porque el egoísmo y el dinero no está repartido equitativamente; no lo tienen más que unos cuantos ricos; en cambio, entre los pobres no hay sentido individual. El día que cada alcoleano se sienta a sí mismo y diga “no transijo”, ese día el pueblo marchará hacia adelante.
—Claro; pero para ser egoísta hay que saber; para protestar hay que discurrir. Yo creo que la civilización le debe más al egoísmo que a todas las religiones y utopías filantrópicas. El egoísmo ha hecho el sendero, el camino, la calle, el ferrocarril, el barco, todo.
—Estamos conformes. Por eso indigna ver a esa gente, que no tiene nada que ganar con la maquinaria social que, a cambio de cogerle al hijo y llevarlo a la guerra, no les da más que miseria y hambre para la vejez, y que aun así la defienden.
—Eso tiene una gran importancia individual, pero no social. Todavía no ha habido una sociedad que haya intentado un sistema de justicia distributiva, y, a pesar de eso, el mundo no digamos que marcha, pero al menos se arrastra y las mujeres siguen dispuestas a tener hijos.
—Es imbécil.
—Amigo, es que la naturaleza es muy sabía. No se contenta sólo con dividir a los hombres en felices y en desdichados, en ricos y pobres, sino que da al rico el espíritu de la riqueza, y al pobre el espíritu de la miseria. Tú sabes cómo se hacen las abejas obreros; se encierra a la larva en un alveolo pequeño y se le da una alimentación deficiente. La larva ésta se desarrolla de una manera incompleta, es una obrera, una proletaria que tiene el espíritu del trabajo y de la sumisión. Así sucede entre los hombres, entre el obrero y el militar, entre el rico y el pobre.