Hoy quedan treintaitrés o treintaicuatro días (según contemos hasta el 17 de junio o el 18 de junio) para enfrentarnos al día D. Eso nos ubica a todos rápidamente. ¡No hay tiempo que perder! ¡Las oposiciones ya están aquí! Y, efectivamente, es así. Pero, además, hoy es lunes y eso quiere decir que es el día en que comenzamos la semana en www.opolengua.com con la solución de nuestro ¡Ponte a prueba!, esa piedra de toque que desde ya hace unos cuantos años planteamos a las personas valientes que en días como hoy se esfuerzan preparando la prueba de comentario, la más difícil de las que componen las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura.
Ya decíamos el viernes que el texto de hoy era difícil. Y así ha sido. Para tranquilidad de nuestros seguidores podemos indicar que es muy difícil que aparezca un texto así en las oposiciones y si lo hemos seleccionado es por ilustrar a partir del mismo el elemento que ha de presidir nuestro análisis. Y ese elemento es la cautela. Se trataba de un texto complicadísimo por variadas razones. En primer lugar, su estructura como soneto permanecía oculta pues no estaban separadas sus estrofas (lo que era común en la época). En segundo lugar, no estaban modernizadas las grafías. De hecho, solemos leer cualquier texto con las grafías modernizadas (incluyendo aquí hasta el siglo XVIII), por lo que ver un texto anterior a este nos puede llevar a concluir que el texto es mucho más antiguo de lo que es. En tercer lugar, el autor es un poeta que, perteneciendo a un siglo, era un espíritu clásico, anclado en la poesía del siglo anterior. Como podemos ver, era casi imposible acertarlo. Y eso explica las dificultades con las que se han encontrado esta semana nuestros seguidores.
Cuando tengamos dudas, el anclaje más firme siempre es el contenido, para a partir de ahí armar el comentario. Si aparece el tema petrarquista, el poema puede ser hasta del siglo XXI; si aparece el tema del primer viaje del Apolo XI a la Luna, el poema no puede ser anterior a ese viaje. Es decir, no puede aparecer un tema del siglo XVI en el siglo XV, pero sí un tema del XVI en el XVII. Y así, quienes más se han acercado a la solución al señalar su carácter petrarquista han sido Eva López Santuy y Verónica Prezioso. Sandy Rose también participó, pero por alguna extraña razón, desgraciadamente, su comentario desapareció (y creo que era acertado). Esto es otra demostración de que si nosotros acertamos poco, pero los demás no aciertan en nada, el premio va a ser para nosotros, porque las oposiciones siempre son un ejercicio comparativo donde las cosas no se miden en términos absolutos, sino relativos.
Y es que el texto era el Soneto V del religioso sevillano Francisco de Medrano ( 1570-1607), poeta clasicista impermeable al Barroco y perteneciente a la Escuela de Salamanca. Su obra se publicó de forma póstuma en Palermo en 1619 en un volumen extraño, tal y como podemos ver en la foto de más abajo.
Y nada más por hoy. Volveremos el viernes con un texto que, esta vez sí, podría aparece en junio. Saludos y ánimo.
Vine i vi, y sugetome la hermosura
de un serafín qu’en apariencia umana
a los mortales ojos tal se allana,
que aunque flacos, sostengan su luz pura.
Assí mirarse, dexa con segura
vista el temprano sol de la mañana,
i entre nuves de nieve, tinta en grana,
permite a nuestra vista su figura.
Venciome, i tan dichoso fui vencido
cuanto sin tiempo de gozarme en sello,
porque me priva ausencia de gozallo;
que de mui sin ventura siempre á sido
llegar al bien, i vello ya i tocallo,
i para más dolor luego perdello.