Se acerca el día D. Estamos a menos de diez días del ejercicio. Y eso quiere decir tensiones, prisas, incertidumbre… Hay que sobrellevarlo todo con el mejor ánimo, en la certeza que el pensamiento positivo es el que mejor nos va a ayudar a salir felizmente del trance. Lo vamos a conseguir. Pero también es viernes, se inicia un fin de semana en el que buscaremos al menos un tiempo de solaz y en www.opolengua.com, como siempre, queremos poner nuestro granito de arena uniendo el pasatiempo con el deber y de ahí una nueva entrega de nuestro ¡Ponte a prueba!, una antepenúltima piedra de toque para las personas que preparan las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura, todo generosidad y esfuerzo, en su prueba de comentario. Como decimos siempre, siguiendo la frase de la Pepa de 1812, que la prueba está abierta a las personas de ambos hemisferios que aman nuestra lengua y literatura.
Hoy otra vez traemos un texto, tan bello como interesante, que perfectamente puede aparecer el próximo día en la prueba. Y no está extraído de un facsímil. Como siempre, sería ideal haberlo leído y recordar su obra y autoría, pero el poema da pie a un gran comentario por su contenido y su forma. Como siempre decimos, es siempre posible construir un gran comentario comentando la obra y adscribiéndola razonadamente a su época, género y movimiento literario.
Como siempre, puedes participar escribiendo comentarios en la página de Facebook de opolengua.com (no en la mía personal) hasta el domingo por la noche. Como siempre también, las normas para participar en el reto son escribir los comentarios sin leer los anteriores y no consultar internet para resolver el enigma, pues el día D no tendremos más apoyo que nuestra propia sabiduría. Nosotros daremos la solución del acertijo y la lista de acertantes el lunes.
Y nada más por hoy. Saludos y ánimo.
Corazón mío, reina del apio y de la artesa:
pequeña leoparda del hilo y la cebolla:
me gusta ver brillar tu imperio diminuto,
las armas de la cera, del vino, del aceite,
del ajo, de la tierra por tus manos abierta
de la sustancia azul encendida en tus manos,
de la transmigración del sueño a la ensalada,
del reptil enrollado en la manguera.
Tú con tu podadora levantando el perfume,
tú, con la dirección del jabón en la espuma,
tú, subiendo mis locas escalas y escaleras,
tú, manejando el síntoma de mi caligrafía
y encontrando en la arena del cuaderno
las letras extraviadas que buscaban tu boca.