Comenzamos la última semana antes del examen. Hay que volcarse en el repaso de los temas. ¡El día D ya está aquí! En Andalucía también será el día del comentario de texto. Son muchas semanas, meses de esfuerzo continuado. Queremos que llegue ya y que pase y podamos descansar, al menos del estudio. También hay temor. No podemos mirar hacia abajo, no podemos mirar atrás. La mejor manera de enfrentar estos momentos es no pensar otra cosa que no sea centrarse en las actividades que tenemos que hacer. Fijarse un plan y cumplirlo. Ese es el gran objetivo. Nosotros también hacemos lo mismo y comenzamos, como siempre, nuestra semana con la publicación del ¡Ponte a prueba! el amable acertijo con el que queremos ayudar a quienes
preparan la siempre temida prueba de comentario de las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura.
Ya decíamos que el texto elegido este viernes podría aparecer el día D en la prueba de comentario y el poema contenía algunos indicios sobre su autoría que no han pasado desapercibidos a nuestros participantes, como el tema amoroso, la estructura en sonetos de versos alejandrinos blancos o el léxico de la cotidianidad. Y así, Nathalie Marañón, Isidro Ruiz de Osma, Jesús Fernández y Eva López Santuy lo sitúan en su época de forma acertada basándose en elementos formales y temáticos. Y Verónica Prezioso acierta la autoría. ¡Enhorabuena a todos ellos y ojalá que el día D tengan la misma suerte!
Y es que se trataba del Soneto XXXVI de los Cien sonetos de amor (1959) de Pablo Neruda (1904-1973).
Y nada más por hoy. Mañana finalizaremos nuestra serie sobre el comentario. Saludos y ánimo.
Corazón mío, reina del apio y de la artesa:
pequeña leoparda del hilo y la cebolla:
me gusta ver brillar tu imperio diminuto,
las armas de la cera, del vino, del aceite,
del ajo, de la tierra por tus manos abierta
de la sustancia azul encendida en tus manos,
de la transmigración del sueño a la ensalada,
del reptil enrollado en la manguera.
Tú con tu podadora levantando el perfume,
tú, con la dirección del jabón en la espuma,
tú, subiendo mis locas escalas y escaleras,
tú, manejando el síntoma de mi caligrafía
y encontrando en la arena del cuaderno
las letras extraviadas que buscaban tu boca.