¡Ponte a prueba! 3/17 Oposiciones de Lengua y literatura

¡Ponte a prueba! 3/17 Oposiciones de Lengua y literatura

Como sabemos, en las oposiciones es muy importante realizar un comentario práctico acertado, pues en algunas comunidades supone el 70% de la calificación y en todas esta prueba es la gran criba, el fino cedazo que muchos opositores no consiguen superar. Es por ello que resulta muy conveniente realizar prácticas de comentario y de identificación de textos. Nuestro acertijo semanal persigue precisamente ese fin, el de poner a prueba las capacidades de los opositores al identificar los textos que puedan aparecer el día D. Cuando localizamos la obra no es lo mismo simplemente señalarla que situar el fragmento en la misma de forma razonada. Quien consigue lo segundo es quien realmente va a destacar, sobre todo si la obra es muy famosa; es decir, una obra que debe ser dominada. En las convocatorias de 2016 hubo dos textos del Quijote y como en el Curso Opolengua 1, que integra el temario con el comentario y la lectura, estamos leyendo la obra cervantina, seguimos otra semana proponiendo un fragmento del Quijote. ¡A ver quién lo acierta esta semana!

En un lugar de las Montañas de León tuvo principio mi linaje, con quien fue más agradecida y liberal la naturaleza que la fortuna, aunque, en la estrecheza de aquellos pueblos, todavía alcanzaba mi padre fama de rico, y verdaderamente lo fuera si así se diera maña a conservar su hacienda como se la daba en gastalla. Y la condición que tenía de ser liberal y gastador le procedió de haber sido soldado los años de su joventud, que es escuela la soldadesca donde el mezquino se hace franco, y el franco, pródigo; y si algunos soldados se hallan miserables, son como monstruos, que se ven raras veces. Pasaba mi padre los términos de la liberalidad, y rayaba en los de ser pródigo: cosa que no le es de ningún provecho al hombre casado, y que tiene hijos que le han de suceder en el nombre y en el ser. Los que mi padre tenía eran tres, todos varones y todos de edad de poder elegir estado. Viendo, pues, mi padre que, según él decía, no podía irse a la mano contra su condición, quiso privarse del instrumento y causa que le hacía gastador y dadivoso, que fue privarse de la hacienda, sin la cual el mismo Alejandro pareciera estrecho.

Y así, llamándonos un día a todos tres a solas en un aposento, nos dijo unas razones semejantes a las que ahora diré: ‘‘Hijos, para deciros que os quiero bien, basta saber y decir que sois mis hijos; y, para entender que os quiero mal, basta saber que no me voy a la mano en lo que toca a conservar vuestra hacienda. Pues, para que entendáis desde aquí adelante que os quiero como padre, y que no os quiero destruir como padrastro, quiero hacer una cosa con vosotros que ha muchos días que la tengo pensada y con madura consideración dispuesta. Vosotros estáis ya en edad de tomar estado, o, a lo menos, de elegir ejercicio, tal que, cuando mayores, os honre y aproveche. Y lo que he pensado es hacer de mi hacienda cuatro partes: las tres os daré a vosotros, a cada uno lo que le tocare, sin exceder en cosa alguna, y con la otra me quedaré yo para vivir y sustentarme los días que el cielo fuere servido de darme de vida. Pero querría que, después que cada uno tuviese en su poder la parte que le toca de su hacienda, siguiese uno de los caminos que le diré. Hay un refrán en nuestra España, a mi parecer muy verdadero, como todos lo son, por ser sentencias breves sacadas de la luenga y discreta experiencia; y el que yo digo dice: «Iglesia, o mar, o casa real», como si más claramente dijera: «Quien quisiere valer y ser rico, siga o la Iglesia, o navegue, ejercitando el arte de la mercancía, o entre a servir a los reyes en sus casas»; porque dicen: «Más vale migaja de rey que merced de señor». Digo esto porque querría, y es mi voluntad, que uno de vosotros siguiese las letras, el otro la mercancía, y el otro sirviese al rey en la guerra, pues es dificultoso entrar a servirle en su casa; que, ya que la guerra no dé muchas riquezas, suele dar mucho valor y mucha fama. Dentro de ocho días, os daré toda vuestra parte en dineros, sin defraudaros en un ardite, como lo veréis por la obra. Decidme ahora si queréis seguir mi parecer y consejo en lo que os he propuesto’’. Y, mandándome a mí, por ser el mayor, que respondiese, después de haberle dicho que no se deshiciese de la hacienda, sino que gastase todo lo que fuese su voluntad, que nosotros éramos mozos para saber ganarla, vine a concluir en que cumpliría su gusto, y que el mío era seguir el ejercicio de las armas, sirviendo en él a Dios y a mi rey. El segundo hermano hizo los mesmos ofrecimientos, y escogió el irse a las Indias, llevando empleada la hacienda que le cupiese. El menor, y, a lo que yo creo, el más discreto, dijo que quería seguir la Iglesia, o irse a acabar sus comenzados estudios a Salamanca. Así como acabamos de concordarnos y escoger nuestros ejercicios, mi padre nos abrazó a todos, y, con la brevedad que dijo, puso por obra cuanto nos había prometido; y, dando a cada uno su parte, que, a lo que se me acuerda, fueron cada tres mil ducados, en dineros (porque un nuestro tío compró toda la hacienda y la pagó de contado, porque no saliese del tronco de la casa), en un mesmo día nos despedimos todos tres de nuestro buen padre; y, en aquel mesmo, pareciéndome a mí ser inhumanidad que mi padre quedase viejo y con tan poca hacienda, hice con él que de mis tres mil tomase los dos mil ducados, porque a mí me bastaba el resto para acomodarme de lo que había menester un soldado. Mis dos hermanos, movidos de mi ejemplo, cada uno le dio mil ducados: de modo que a mi padre le quedaron cuatro mil en dineros, y más tres mil, que, a lo que parece, valía la hacienda que le cupo, que no quiso vender, sino quedarse con ella en raíces. Digo, en fin, que nos despedimos dél y de aquel nuestro tío que he dicho, no sin mucho sentimiento y lágrimas de todos, encargándonos que les hiciésemos saber, todas las veces que hubiese comodidad para ello, de nuestros sucesos, prósperos o adversos. Prometímosselo, y, abrazándonos y echándonos su bendición, el uno tomó el viaje de Salamanca, el otro de Sevilla y yo el de Alicante, adonde tuve nuevas que había una nave ginovesa que cargaba allí lana para Génova.

6 comentarios
  • Se trata del relato del capitán cautivo. Capítulo XXXIX. El texto comienza de una forma parecida a la del Quijote, algo que no es casual y que quizá quisiera dar la sensación del juego que André Gide llamó «mise en abîme» y que vincula el texto a la estructura manierista del relato dentro del relato,que caracteriza al primer Quijote.
    Muchos han considerado que de trata de un relato autobiográfico que establece esa delgada linea entre realidad y ficción, siendo el cautiverio el componente que nos acerca a Cervantes y su episodio en Argel. El carácter autobiográfico y la relación entre el cautivo y la Mora Zoraida y llevan a estudiosos como Luis A.Murillo a considerar el relato del cautivo como un esbozo, un «Ur Quijote» al identificar al Hidalgo amante y servidor de una muchacha idealizada en la relación del cautivo. El texto posee claras influencias de la novela morisca con ejemplos como El Abencerraje o Ozmín y Daraja inserto en el Guzmán de Aznalfarache. Por otro lado, el texto nos recuerda a la estructura de los cuentos populares en los que el padre, cercano a la muerte, dejaba a sus hijos en herencia aquellos bienes de que disponía.
    Varios recursos como la geminación, el doble epíteto, el Zeugma y la concatenación aparecen en el fragmento, recursos estos propios de la prosa del XVI.
    Así tanto la estructura, como el supuesto componente autobiográfico son claras invitaciones a la metanarración, que lo mismo aporta veracidad al texto que relatividad y contingencia a la vida real y que da muestra de cómo el cautiverio, vivido por el autor, encontraría su vía de escape, su ansia de libertad en la ficción, donde sus personajes se alejan de la convención y de la sociedad para zafarse de sus cadenas.

  • Es correcto lo que dices, Azucena. El día D es muy importante señalar la obra de la que se ha extraído el texto, pero también es importante señalar qué función desempeña en la misma. Enhorabuena.