Esta semana ha habido dos acertantes de nuestro concurso ¡Ponte a prueba! Las dos, Lozano Rfl y Victoria CG, han acertado el autor, que no era otro que Juan Boscán de Almogaver (1492-1542), cuya figura me parece extraordinariamente significativa, pues muestra como ya en la Barcelona del siglo XVI, el español era lengua de cultura y no por imposición, sino por deseo de comunicarse de sus propios habitantes. Tal es el caso también del Quijote, que al llegar a Barcelona se encuentra con personajes que hablan español, lo que es otro índice significativo de cuál era la situación lingüística de la época, desbarren como desbarren los separatistas catalanes de la actualidad.
También Victoria CG merece una enhorabuena doble, pues aunque con una expresión tan graciosa como enigmática, se refiere acertadamente a la obra de la que extrajimos los versos, que no es otra que la Octava rima, obra magistral que desarrolla la filosofía neoplatónica con la claridad, sencillez, serenidad, belleza y armonía propia de la época. Esta obra es para mí una obra cumbre del Renacimiento español y no entiendo cómo no está mejor considerada por la crítica.
En fin, enhorabuena a ambas y os esperamos en el acertijo del fin de semana que viene que, ya anunciamos, será de poesía nuevamente, pues es el tema que estamos tratando esta semana en nuestro curso Opolengua 1.
Recordemos ahora el texto de la semana pasada.
Haréys,en fin, si amáys como yo espero,
lo que hazen cuantas cosas son criadas,
todas siguiendo amor por fin primero,
siempre en amar se hallan levantadas.
Las piedras aman su reposo entero,
y al centro, por Amor, son inclinadas;
las plantas ningún fruto llevarían
si en sus tiempos amar no pretendían.
Los otros animales veys que amando
siguen también su natural passión:
la leona al león va desseando,
y entrambos por amor conformes son.
En fin, todos d’amar biven gozando,
por un instinto y natural razón;
amá, señoras, pues, si no queréys
ser al revés de cuantas cosas veys.
El eternal y universal maestro,
cuando las cosas fabricó y compuso,
en todas, por el bien y plazer nuestro,
un principio de fuego d’amor puso.
Por esta razón, pues, que agora os muestro,
lo natural también vuestro os dispuso
a tener d’aquel fuego la simiente
que está en el coraçón naturalmente.