Este fin de semana en nuestro concurso ¡Ponte a prueba! para preparar la prueba de comentario de las oposiciones de Lengua y literatura en nuestra página de Facebook ha habido tres acertantes. Efectivamente, era un texto difícil, pero muy característico y eso creo que ha hecho que las personas que lo han acertado lo hicieran con seguridad plena.
La Disputa del alma y el cuerpo es un poema del que tan solo nos han llegado treintaisiete versos en pareados heptasílabos, pero cuya importancia reside en que inaugura el género del poema de debate. Está datado a finales del siglo XII, aunque los versos están copiados en la cubierta de un códice del Monasterio de Oña de 1201.
Asi pues, enhorabuena a Ana Corpas López, Inés Donaire Maldonado y Marta Manzanilla Nevado, porque habrían dado de pleno en el día D, consiguiendo una ventaja cierta sobre sus competidores.
Si quereedes oyr lo que uos quiero dezir,
dizre uos lo que ui, nol uos i quedo fallir.
Un sabado esient, domingo amanezient,
ui una grant uision en mio leio dormient:
eram asemeiant que so un lenzuelo nueuo
jazia un cuerpo de uemne muerto;
ell alma era fuera e fuert mientre que plera,
ell alma es ent esida, desnuda ca non uestida,
e guisa dun jfant fazie duelo tan grant.
Tan grant duelo fazie al cuerpo maldizie,
fazi tan grande duelo e maldizie al cuerpo;
al cuerpo dixo ell alma: de ti lieuo mala fama,
tot siempret maldizre, ca por ti penare,
que nunca fecist cosa que semeias fermosa,
ni de nog ni de dia de lo que io queria;
nunca fust a altar por i buena oferda dar,
ni diezmo ni primencia ni buena penitencia;
ni fecist oracion nunca de corazon,
cuando iuas all elguesia asentauaste a conseia,
i fazies tos conseios e todos tos trebeios;
apostol ni martjr nunca quisist seruir,
iure par la tu tiesta que no curaries fiesta,
nunca de nigun santo no curest so disanto,
mas not faran los santos aiuda mas que a una bestia muda;
mezquino, mal fadado, ta mal ora fuest nado!
que tu fueste tan rico, agora eres mesquinu!
dim, ¿o son tos dineros que tu misist en estero?
¿o los tos morauedis azaris et melequis
que solies manear et a menudo contar?
¿o son los palafres que los quendes ie los res
te solien dar por to loseniar?
¿los cauallos corientes, las espuelas punentes,
las mulas bien amblantes, asuueras trainantes,
los frenos esorados, los petrales dorados,
las copas d’oro fino con que beuies to vino?