Como cada viernes, volvemos a la carga con nuestro acertijo semanal para ponerse a prueba de manera informal y ver las posibilidades que tendríamos si este texto aparecería realmente en las oposiciones de Lengua castellana y literatura en la prueba de comentario.
Se trata de reconocer el texto (y eso quiere decir haberlo leído antes) o bien de ser capaz de dar con las claves genéricas y literarias que nos permitan situarlo en una época y, mejor aún, adscribirlo a un movimiento literario. Ya solo con estos dos elementos podemos hacer un magnífico comentario.
El texto que traemos hoy es de un autor que ha aparecido con cierta frecuencia en las oposiciones. Se trata de una sentida composición que muestra la capacidad lírica de poeta que lo firmó.
Ya sabéis que se participa en el acertijo a través de nuestra página de Facebook y que las soluciones, como siempre, las daremos el lunes.
Saludos y ánimo.
Y aquí va el bello texto.
Éste de mis entrañas dulce fruto,
con vuestra bendición, oh Rey eterno,
ofrezco humildemente a vuestras aras;
que si es de todos el mejor tributo
un puro corazón humilde y tierno,
y el más precioso de las prendas caras,
no las aromas raras
entre olores fenicios
y licores sabeos,
os rinden mis deseos,
por menos olorosos sacrificios,
sino mi corazón, que Carlos era,
que en el que me quedó menos os diera.
Diréis, Señor, que en daros lo que es vuestro
ninguna cosa os doy, y que querría
hacer virtud necesidad tan fuerte,
y que no es lo que siento lo que muestro,
pues anima su cuerpo el alma mía,
y se divide entre los dos la muerte.
Confieso que de suerte
vive a la suya asida,
que cuanto a la vil tierra,
que el ser mortal encierra,
tuviera más contento de su vida;
mas cuanto al alma, ¿qué mayor consuelo
que lo que pierdo yo me gane el cielo?