¡Ponte a prueba! 33/2018 (Solución) Oposiciones de Lengua castellana y literatura

¡Ponte a prueba! 33/2018 (Solución) Oposiciones de Lengua castellana y literatura

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Como cada lunes traemos la solución de nuestro acertijo para preparar la prueba de comentario de las oposiciones de Lengua castellana y literatura. Y en esta ocasión se trataba de un texto difícil, poco conocido, aunque su autor sea uno de los grandes autores de todos los tiempos.

Y es que efectivamente, el texto que seleccionábamos era un guiño a la difícil situación política a la que España se enfrenta, a la crisis nacional que nos envuelve en los últimos años, cuando las tensiones larvadas durante décadas cristalizan en la forma en la que lo están haciendo. Y el autor era don Miguel de Unamuno (1864-1936), hombre de rectitud moral intachable, que no tuvo reparos en defender en situaciones dramáticas las posiciones ideológicas al coste que fuera, enfrentándose tanto a la Dictadura de Primo de Rivera, a las fuerzas del Frente Popular o las del propio general Franco. Un bilbaíno, un vasco que hizo gala siempre de su patriotismo  comprometido y su amor a España. El poema seleccionad, titulado «Logré morir con los ojos abiertos» pertenece a su obra Romancero del destierro (1928), escrita durante el destierro al que le condenó Primo de Rivera en la preciosa isla de Fuerteventura.

Hay que dar la enhorabuena a Avelina Salina y a Pablo Montsan, que han acertado el autor, aunque no la obra. Pero siendo la obra tan difícil, con esa base podrían organizar un comentario bastante sólido, que sirviera para tomar alguna ventaja sobre sus competidores.

Y con el texto nos despedimos, no sin recordar que el miércoles realizaremos un análisis sobre el futuro de las oposiciones tras el nuevo ascenso al poder del PSOE.

 

Logré morir con los ojos abiertos

guardando en ellos tus claras montañas,

-aire de vida me fue el de sus puertos-

que hacen al sol tus eternas entrañas

¡mi España de ensueño!

Entre conmigo en tu seno tranquilo

bien acuñada tu imagen de gloria;

haga tu roca a mi carne un asilo;

duerma por siglos en mí tu memoria,

¡mi España de ensueño!

Se hagan mis ojos dos hojas de hierba

que tu luz beban, oh sol de mi suelo;

madre, tu suelo mis huellas conserva,

pone tu sol en mis huellas consuelo,

¡consuelo de España!

Brote en verdor la entrañada verdura

que hizo en el fondo de mi alma tu vista,

y bajo el mundo que pasa al que dura

preste la fe que esperanza revista,

¡consuelo de España!

Logre morir bien abiertos los ojos

con tu verdor en el fondo del pecho,

guarde en mi carne dorados rastrojos;

tu sol doró de mi esperanza el lecho,

¡consuelo del ensueño de mi España!