Cerramos hoy la entrada dedicada al temario de oposiciones, un elemento decisivo en la consecución de la plaza en la educación pública. Ya señalábamos la semana pasada algunos rasgos que debemos buscar en el tema como puedan ser la amenidad, la corrección ortográfica y gramatical o la solidez de los contenidos. Abundaremos hoy en otros aspectos también importantes en el mismo.
Las dimensiones del tema
Este es un aspecto crucial. Muchísimas personas se quejan de que los temas de las academias son larguísimos. Y con muchísima razón. Lo primero que ha de tener un temario son las dimensiones adecuadas. Y eso quiere decir que debe adaptarse a las necesidades y características de cada persona. No es lo mismo ser una persona muy rápida escribiendo que no ser tan rápida. ¿Cuánto somos capaces de escribir en dos horas? Esto es lo que hace que en Opohispania todos los temarios de ofrezcan en dos versiones: una más larga (de unas 4800-5600 palabras, lo que equivale a 8 o 9 caras de folio a un espacio) y otra más corta (de 3600 palabras, que equivalen a 6 caras de folio).
Y no solo eso: ¿cuál es nuestro estilo de estudio? Si memorizamos conceptos más que palabras, escribiremos temas más breves porque tendremos que pensar lo que escribimos a cada momento con el consiguiente tiempo dedicado a esto, mientras que si nos sabemos el tema de memoria una vez comprendido (tal y como hace el Método Opohispania) podremos escribir mucho más. Esta es la razón por la que defendemos nuestro método de estudio y creemos que es superior a los demás, pues persigue y consigue la memorización comprensiva de miles de palabras.
El equilibrio entre las partes de un tema de oposición es decisivo
Este es otro aspecto muy importante. Los elementos que integran el tema deben estar equilibrados. Hay que tratar todos los epígrafes que contiene el título del tema, dándoles su espacio justo. Esto es muy importante, porque al ser la base de nuestro estudio, condicionará nuestra redacción el día D. Y no podemos olvidar que en algunos temas, justamente el final del tema es lo más importante. Pensemos por ejemplo en el tema 42, que se cierra con el Poema de Mio Cid o en el tema 43, que se cierra con el Libro de buen amor. ¿Y si no llegamos ahí porque estén excesivamente tratados los puntos anteriores?
La organización de los temas facilita el repaso
También es este un aspecto fundamental. Las oposiciones no se ganan estudiando, sino repasando. Si los repasos son demasiado largos (entre media hora y una hora) significará que, para repasar realmente veinte temas, necesitaremos unas veinte horas semanales (y todo lo que sea repasar un tema menos de dos veces al mes, no es repasar con garantías) por lo que gastaremos casi íntegro nuestro tiempo de estudio en repasar sin poder avanzar con temas nuevos. Estaremos bloqueados. Y no todos los temarios se pueden utilizar igual para el repaso. Justamente nuestros temarios se crean para ser empleados con el Método Opohispania, que está diseñado para repasar cada tema en menos de quince minutos. No hay otro temario concebido, ya desde su creación, pensando en su estructuración para el repaso. Para poder repasar el tema con facilidad y rapidez es fundamental que el tema esté estructurado de forma que se facilite el repaso. La construcción de cada idea o punto ha de tener una estructura equilibrada y engarzada con los anteriores y posteriores para que su memorización sea optima. Eso es imposible con temarios hechos a partir de copias de temarios diferentes. El hecho de que cada tema se haya construido por una misma persona facilita este aspecto. La intención de servir para el repaso fugaz desde el principio es lo fundamental.
Algunas notas sobre la originalidad del temario
Uno de los aspectos sobre los que tradicionalmente se ha insistido es sobre la necesidad de que el temario sea original. Y no cabe duda de que esto tiene su importancia. Pero la realidad nos demuestra que no es el elemento esencial. Si fuera así, nadie que se prepara las oposiciones en una gran academia obtendría la plaza y estas academias cerrarían. Es de una lógica aplastante. ¿Por qué esto no es así? Por varias razones. Lo primero porque una persona al estudiar, siempre personaliza, lo quiera o no, el temario del que parte. Recorta o suprime algunos apartados, añade cosas y modifica la expresión más o menos. El temario ya no es exactamente el mismo. Por otro lado, hay muchos miembros de los tribunales que precisamente parten de los temarios para ver lo que debe aparecer o no en un tema. Yo he sido conocedor de que mi temario ha sido utilizado en los tribunales pues me lo han dicho ex opositores míos que han formado parte de los mismos. Finalmente, esta idea de que la originalidad es decisiva viene de muy antiguo, de unas oposiciones que ya no existen. Me explicaré. En los años sesenta del siglo pasado, en la época de Franco, las oposiciones eran muy diferentes. Se presentaban muy pocos candidatos para muy pocas plazas. Baste decir que el aprobado o los escasos aprobados invitaban a cenar al tribunal tras la publicación de las notas. Para las oposiciones de catedráticos, se informaba a los opositores del temario con solo tres meses de antelación y los cien temas eran muy específicos y decididos por el tribunal. Hacer un temario suponía tener unos amplísimos conocimientos previos y demostrar un rigor a la hora de hacer los ejercicios. En unas oposiciones así, era fundamental la originalidad, porque no podía ser de otra manera. Hoy esa oposición ya no existe. Hoy se convocan decenas o centenares de plazas y se presentan miles de personas. Muchísimas muestran unas carencias gravísimas en cuanto a su expresión y ortografía, tal y como han mostrado las últimas oposiciones. En este sentido, la originalidad del temario, manteniendo su importancia, ha bajado mucho.
¿Y los temarios de Internet?
En los últimos tiempos hay personas que venden temarios en formato digital a precios bajísimos. Yo no soy un experto en esto porque no he visto muchos, pero los que he visto eran bastante malos. Sin embargo, no es imposible que pueda haber alguno bueno. En todo caso, la lógica dice que si una persona vende un temario entero digitalizado a un precio irrisorio puede deberse a varias razones y ninguna es que esa persona sea altruista, porque si fuera así no lo vendería barato, sino que lo regalaría. Un temario solo puede ser barato porque no se puede vender más caro pues no tiene la suficiente calidad como para ser vendido a otro precio o que la persona que lo vende no ha realizado un gran esfuerzo para hacerlo. Ni que decir tiene que quienes realizan estas prácticas además están infringiendo la ley pues no pagan impuestos ni están dados de alta en la Seguridad Social con lo que preparan para el ingreso a la función pública justamente estafando al Estado y a todos los españoles. Si son funcionarios, viven de los impuestos de los españoles y su forma de agradecer un puesto de trabajo vitalicio es estafar a los mismos que les pagan. Esa es la realidad.
Ya hemos planteado algunas líneas generales sobre cómo debe ser un buen temario. Por supuesto que hay ideas que no salen en estas dos entradas, pues es un tema inagotable, pero esperamos que, al menos algunas ideas, hayan podido resultar útiles a quienes se inician en el duro mundo de las oposiciones.