El camino a la plaza de José Gabriel Real Castro

El camino a la plaza de José Gabriel Real Castro

2008 Licenciado en Periodismo.

Me llamo José Gabriel Real. Pido disculpas por ello. Mis padres me pusieron un nombre de galán de telenovela venezolana, y yo cometí la temeridad de estudiar Periodismo en 2008. Como el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, me especialicé en la materia con un master de Comunicación Política. Pensé que alguien tendría que escribirle los discursos a los políticos para que explicaran sus desmanes ante la crisis financiera y las corruptelas de sus partidos. El mercado laboral era desolador, así que emigré a Inglaterra cuando un amigo decidió volver a España para prepararse las oposiciones de Geografía e Historia. Ocupé su sitio en una casa a las afueras de Oxford. Después de dos años y pico trabajando en cafeterías, hoteles y cáterin, volví a la madre patria (lo siento, Yolanda).

¿Preparar oposiciones de Lengua Castellana y Literatura?

Tras varias entrevistas de trabajo fallidas, me empezó a rondar la idea de estudiar las oposiciones de Lengua y Literatura. Siempre me gustó esa asignatura. Nunca tuve faltas de ortografía en los dictados y de niño gané un concurso literario con una oda a mi pueblo. Como andaba un poco perdido, acometí una exhaustiva labor de investigación: escribí “oposiciones Lengua” en Google. Uno de los requisitos era tener el master de profesorado. Eso me desmotivó: estudiar otro master no entraba dentro de mis planes. Pero descubrí que podía cursarlo en Osuna, que está a veinte minutos de mi pueblo en coche. Mi ex pareja me dio el empujoncito definitivo para tomar este tortuoso camino. En ese momento supe que no había marcha atrás, que jamás tiraría la toalla e iría a por la plaza con todas mis fuerzas.

Elegir preparador: Eduardo López Prieto. Opolengua.

Una vez que terminé el master de profesorado, empecé a pensar en el siguiente paso: encontrar una academia de garantías. Le pedí consejo a José Manuel, un gran profesor de la Escuela Universitaria de Osuna que nos enseñó a diseñar la programación y las unidades didácticas. Me dijo que le habían hablado muy bien de Opolengua. El blog me causó una grata impresión. Parecía una empresa profesional, experimentada y muy preocupada por que sus alumnos consiguieran la ansiada plaza. Llamé a Eduardo a mediados de julio de 2019. Me resolvió todas las dudas y me envió el catálogo de los cursos a mi correo electrónico. Cuando me descargué ese documento, corroboré que estaba ante un preparador excelente. La oferta de cursos era amplísima.

Curso Total: tercera mejor nota de mi tribunal

Al no ser filólogo y tratarse de mis primeras oposiciones, contraté el Curso total 2020, que incluía el temario completo, tutoriales de todo tipo, simulacros de examen, comentarios de cada género literario y los cursos de la programación y las unidades didácticas. Si decides dedicarte a la enseñanza, te recomiendo encarecidamente los cursos de Eduardo. Su método es exigente, pero nada se consigue sin esfuerzo en esta vida. Con constancia y dedicación, la recompensa llega tarde o temprano. Aunque por las mañanas echaba una mano en la carnicería de mis padres, me propuse estudiar ocho horas al día durante seis días a la semana. El domingo, como Dios, descansaba. Al principio me frustraba cometer tantos fallos en los comentarios, la prueba más temida de las oposiciones. Pero Eduardo siempre estaba ahí para guiarme y animarme en los peores momentos, con su clásica coletilla “¡a por la plaza!”. Poco a poco empecé a reconocer diferentes rasgos en los comentarios. Eso me dio mucha confianza en mí mismo. Las correcciones que Eduardo te devuelve son muy completas. Señala los aciertos, los errores y las carencias con precisión quirúrgica. Como él dice: “no hay atajos; hay que estudiar, repasar y leer”. Si saqué la tercera mejor nota de mi tribunal en el primer examen fue, en buena medida, porque había leído varias obras de Baroja y poemas de Blas de Otero, dos de los autores que cayeron en esa prueba.

La pandemia y la tormenta perfecta: aplazamiento de las oposiciones

El año pasado, cuando llevaba veinte temas estudiados, llegó la pandemia del coronavirus como una maldición bíblica. Sufrí la tormenta perfecta. A ciertos problemas personales, se sumaron el confinamiento domiciliario del Estado de alarma y la incertidumbre de no saber si se cancelaría la convocatoria. No conseguía concentrarme; el tema 53 se me atragantaba. Y me espantaba la idea de estudiar un año más después de tanto esfuerzo. Pero todo llega… Se cumplieron los temidos presagios, y las oposiciones fueron aplazadas. Con un año por delante, me propuse llegar a junio de 2021 con la mitad del temario. Pero no lo conseguí. A finales de octubre entré a trabajar en la cooperativa de aceite de Villanueva de San Juan para cubrir una baja paternal. Tenía horario partido, así que estuve casi tres meses sin coger temas nuevos, aunque siempre encontraba un hueco para repasar un par de temas al día. El método de repasos de Eduardo te permite ganar un tiempo muy valioso durante el proceso de preparación. Otro motivo ineludible para que contrates sus cursos sin ambages. Llegué a finales de mayo con treinta y un temas estudiados. Las tres semanas que quedaban antes del Día D las dediqué a repasar y releer los comentarios que había resuelto durante todo el curso.

El día anterior al examen

El día antes del examen di un paseo por los Jardines de Murillo y visualicé mentalmente los pasos que debía seguir durante el examen. Por la noche, me puse a ver las arengas de Luis Aragonés a la selección española antes de la final de la Eurocopa de 2008: “Escúchenme, nos ha llegado el momento, nos han dado hostias de todos los colores. Vamos a demostrarlo ahí fuera”.

Tema 67

En el primer examen me cayeron tres de los temas que había estudiado. Elegí el tema 67, la narrativa hispanoamericana del siglo XX: saqué un 7,42 de media. En el examen oral, obtuve el cuarto puesto de mi tribunal, con un 7,92. No tenía puntos de experiencia docente. Pero contaba con los puntos de los cursos, el inglés y el master de comunicación, que por fin iba a servir de algo…

El éxito: la plaza

He conseguido la decimotercera plaza de las veinte que habían sido asignadas a mi tribunal. Hasta el presidente del tribunal me buscó en redes sociales para felicitarme. He tenido la inmensa suerte de contar con el apoyo incondicional de José y Remedios, los mejores padres que todo hijo opositor desearía tener. Mis amigos, dos de ellos docentes, también me animaron cada semana durante este formidable reto. Si te esfuerzas, resistes, estudias, lees, repasas y sigues los tutoriales, correcciones y consejos de Eduardo y Opolengua, puedes conseguir la plaza de profesor de Lengua y Literatura en el primer intento. Recuerda a Nelson Mandela recitando los versos de William Ernest Celley en la celda nº 5 de Robben Island: “Sometido a los golpes del destino mi cabeza está ensangrentada pero erguida. Más allá de este lugar de cólera y lágrimas donde yace el horror de la sombra, la amenaza de los años me encuentra, y me encontrará sin miedo. No me importa cuán estrecho sea el portal, cuán cargada de castigos la sentencia, soy el amo de mi destino: soy el capitán de mi alma”.