Hay muchas formas de preparar las oposiciones de Lengua (individualmente y en solitario, en academia, en grupo y con un preparador, presencialmente o en remoto, etc.). Cada una tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Cada persona tiene sus propias características, circunstancias y necesidades y debe buscar la preparación que mejor se adecúe a las mismas. Nosotros en Opolengua hacemos una preparación individualizada de las oposiciones de Lengua intentando responder a las necesidades de cada persona.
La preparación individualizada es más eficaz
No conozco disciplina donde no sea eficaz la preparación individualizada que la grupal. Podemos tomar el esquí, el tenis, el piano o incluso enseñar a leer y a escribir. En todas las facetas en las que el aprendizaje es individual, sabemos que se aprende mejor y más rápido si se nos trata individualmente que si formamos parte de un grupo. Eso mismo he intentado aplicar siempre que ha sido posible en los institutos y en las oposiciones.
Yo aposté por la individualización desde 1999
Yo comencé como preparador de Lengua en 1999, nada más ser nombrado funcionario de carrera tras superar mi fase de prácticas. Y desde el primer momento aposté por dar una preparación individualizada a quienes confiaban en mí porque, como sabemos, cada persona es diferente de la otra y tiene necesidades distintas. Al principio era muy fácil dar respuesta a las necesidades individuales, porque solo reunía dos o tres alumnos. A algunos, los iba a ver a su propia localidad, siempre que no fuera muy lejos (Los Palacios, Jerez de la Frontera). En función de sus necesidades y características personales diseñábamos su plan de estudio y su plan de comentarios. Recuerdo haber dado clases individuales a diferentes opositoras (Ana Belén, Mariluz, Teresa…). Todas son funcionarias de carrera desde hace muchos años, por supuesto.
Preparación individualizada del temario
Al formar mis primeros grupos, allá por 2002, seguí manteniendo la importancia de la individualización. Para empezar yo nunca expliqué los temas de las oposiciones por dos razones. La primera porque eso obligaba a los opositores a seguir un ritmo de estudio uniforme y eso no era bueno, pues cada persona tiene sus propias características y situación vital y mientras una persona llevaba un tema por semana, otra persona llevaba un tema cada mes. Por otro lado, los temas estaban redactados con claridad y sencillez, por lo que se entendían por si solos, salvo cuestiones muy puntuales que se podían explicar con sencillez y brevedad.
Controles personalizados y dudas personalizadas
Cada semana hacíamos un control personalizado de los temas que esa persona llevaba (lo mismo que hacemos ahora con los autocontroles del aula virtual) y contestábamos individualizadamente todas las dudas, como también hacemos ahora. Eso suponía más trabajo, por supuesto, pero aligeraba la sesión de forma que el opositor solo dedicaba tiempo a su propia preparación y a sus propias dudas y no a las de los demás. Esto fue particularmente importante cuando empecé a preparar personas que no eran de Filología a partir de 2004 que, de esta manera, no tenían ningún rubor ni empacho por preguntar dudas aunque parecieran básicas o elementales.
Preparación individualizada de los comentarios
Tampoco he hecho nunca una preparación grupal de los comentarios. Nuestras clases eran (y son) esencialmente prácticas y en esas sesiones prácticas cada persona hace sus propios comentarios y es corregida de forma individual, porque creo que es la mejor manera de que una persona aprenda. Cada persona tiene sus propios errores y sus propias virtudes y avanza más si se le corrige su comentario que si se hace una corrección grupal.
Preparación individualizada de la programación
Y si esto que hemos dicho es válido para temario y comentarios, mucho más lo es para el apartado didáctico. Cada persona debe hacer su propia programación y la mejor programación, sin lugar a dudas, es aquella que refleja con mayor eficacia y atractivo la concepción de la enseñanza que cada aspirante tiene. Desde que empecé a preparar en grupo, me di cuenta de que a las fechas que señalábamos para las encerronas muchas personas faltaban. ¿Por qué? Los interinos me lo dijeron con claridad: “No quiero que ideas que se me han ocurrido a mí y que he desarrollado yo puedan ser utilizadas por otras personas”. Me pareció totalmente lógico. Y por esto, yo guardaba (y guardo) completa confidencialidad sobre la programación de cada opositor y las encerronas son individuales.
Hay una plaza para ti
En las oposiciones, las plazas no son para un grupo de personas, sino que hay una para cada una de ellas. Yo tuve un opositor (que además era compañero mío en el instituto) que cuando empezaron a presentarse programaciones en las oposiciones (sería por el año 2004 o 2006) cometió el error de mostrar la programación que habíamos hecho a un amigo. Saco la plaza su amigo y él no. No lo olvidó nunca. Y yo tampoco. En las oposiciones hay una plaza para ti. Una plaza individual. Y será tuya si persistes. Esa es la verdad de las oposiciones. He visto a centenares de personas conseguirla desde 1999. ¡Vamos a por ella!