¿Es fundamental que el tema de las oposiciones sea original?

¿Es fundamental que el tema de las oposiciones sea original?

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Hoy tratamos un tema que preocupa a muchas personas cuando se inician en las oposiciones. Yo he hablado con decenas de personas que me han planteado sus razonables dudas sobre esta cuestión. Y es normal porque hemos oído hablar a otras personas, incluso a preparadores, que insisten en que la originalidad del tema es algo decisivo en las oposiciones. Mi opinión es que la originalidad de un tema no es lo fundamental en las oposiciones. Ojo, porque no he dicho que este aspecto carezca de importancia, sino que no es lo fundamental. Vamos a explicar hoy esta idea.

¿A qué llamamos fundamental en las oposiciones?

Antes de adentrarnos en el tema, vamos a definir qué significa para nosotros la palabra “fundamental”. “Fundamental” es lo que diferencia un aprobado de un suspenso. Dicho de otra manera, la originalidad del temario no te va a llevar a suspender. ¿Es esto absolutamente seguro? Desgraciadamente, no hay nada absolutamente seguro ni en las oposiciones, ni casi en ningún ámbito vital. En los tribunales de oposiciones, como en otros sitios, hay personas rígidas, tercas y hasta estúpidas. Y si alguna de ellas preside un tribunal o se gana autoridad en el mismo, puede encontrarse con dos ejercicios muy similares y suspender los dos… Pero esto, como nos dice el sentido común y nuestra propia experiencia en las oposiciones sería muy extraño… ¿Cómo justificar el suspenso de un ejercicio bien escrito y con ideas correctas? ¿En qué lugar de la rúbrica aparece esto? En ninguno. Sería tan extraño que en treinta años yo no he conocido ningún caso.

¿De dónde surge la idea de que la originalidad es fundamental?

Esta idea proviene de una oposición que ya no existe. Hay que remontarse a los años sesenta, setenta y ochenta del siglo pasado para encontrar más sentido a esta idea. En aquellos tiempos, el sistema educativo era mucho más pequeño y, por tanto, se ofertaban muchísimas menos plazas. A su vez,  se presentaban muchísimas menos personas y había muchos menos tribunales. Hay que pensar que entonces había una tradición que consistía en que la persona que sacaba la plaza invitaba a cenar al tribunal. Como podemos ver, no es que esta oposición no exista; es que yo como opositor no la he conocido nunca. A mí me la han contado los profesores (ya jubilados) con los que empecé a trabajar en 1993. Incluso en las antiguas oposiciones a catedráticos (cuerpo declarado a extinguir por el PSOE en 1984) el temario era fijado por el propio tribunal. Los opositores iban a Madrid en marzo y allí el tribunal les daba la lista de temas que ellos debían preparar en varios meses. Cien temas y una bola. Así eran los catedráticos de instituto que yo he conocido: máquinas. Obviamente, en una oposición así, sí era fundamental la originalidad, porque el temario te lo tenías que hacer tú.

¿Por qué se sigue manteniendo esa idea?

Hay en mi opinión dos razones: Algunas personas dicen y creen esto porque les ayuda a justificar por qué no estudian o por qué les resulta casi imposible aprobar. La pereza es un vicio que existe y elabora su argumentario. Cuando un opositor dice que el temario debe ser original (teniendo en cuenta que hacer un temario es una tarea gigantesca, como sabe cualquier persona que lo haya intentado) de forma indirecta están diciendo que la tarea que se les pide excede sus fuerzas, con lo que tienen así una coartada justificativa de sus actos o mejor dicho de su inacción. La otra razón es menos paradójica y más pragmática: son los propios preparadores que tampoco han hecho un temario real y manejable quienes difunden la idea. Dan un temario amplio, compuesto muchas veces de diferentes copias y pegas y justifican su falta de trabajo haciéndole ver al opositor que la originalidad es fundamental y que, por ello, es absurdo que ellos le den un temario ya listo para estudiar.

¿Por qué no es fundamental que el temario sea absolutamente original? 

Hay varias razones que explican esto. Todas las personas que se han preparado las oposiciones saben de la dificultad de hacerse un temario propio. La inmensa mayoría de ellas no lo hizo, sino que adaptó uno o varios temarios de los que partía. Y con ese temario sacó su plaza. ¿Cómo van a suspender a otra persona que hizo lo mismo que hicieron ellas? Por otro lado, muchísimos tribunales justamente hacen su plantilla de corrección a partir de temarios que ya tienen sus miembros. Yo lo sé muy bien porque ya han sido decenas las personas preparadas por mí que han formado parte de tribunales y han llevado los temas de Opolengua a los mismos. En 2021 volvió a ocurrir esto con nuestro tema 51 y sacó varios dieces en Madrid. Por otro lado, la mayoría de quienes tienen su plaza y forman parte de los tribunales no se aprendieron todo el temario. Finalmente, aunque dos personas partan del mismo temario, las redacciones no van a ser idénticas. Creo que son razones de peso que justifican que la originalidad no es fundamental. 

La experiencia demuestra que la originalidad del temario no es lo fundamental

Pero por si fuera poco, está el peso de la realidad. Yo escribí personalmente mi temario entre 1997 y 1998, durante el año que conseguí mi plaza en las oposiciones y el siguiente. Es un temario escrito a partir de mis esquemas de estudio. Diseñado para ser escrito en el tiempo estipulado en el ejercicio de las oposiciones. Muy bien redactado. Ameno. Listo para ser estudiado según mi método de estudio. Desde 1999 lo empecé a difundir. Lo he ido actualizando y mejorando año tras año hasta hoy. Con él se han preparado y han obtenido la plaza desde entonces centenares de personas. En una ocasión coincidieron y desarrollaron el mismo tema dos opositores en el mismo tribunal (circunstancia extrañísima). Las dos personas aprobaron. Creo que más claro no se puede decir.

¿Y eso quiere decir que la originalidad no es importante?

No. Ni mucho menos. Nadie ha dicho esto. Podemos partir de un temario (o más, aunque yo no recomiendo esto por razones de tiempo) y enriquecerlo. Eso nos ayudará a mejorarlo, a memorizarlo mejor, pues será más propio. Y lógicamente, si hay otro tema similar, demostrará al tribunal nuestro esfuerzo. Nos subirá la nota y quizá nos lleve a las calificaciones más altas. Pero no es lo fundamental.

¿Y entonces qué es lo fundamental en un temario?

Un tema es un texto expositivo que debe tener unas tres mil palabras que encierra unas ideas que otra persona debe leer y entender. Esa persona forma parte de un tribunal sin quererlo y tiene ganas de volver a su vida (ir con sus amigos, con su pareja o con su familia) a disfrutar del ocio. Es una persona normal, como todas. Le gusta que el trabajo le resulte sencillo. Y nosotros tenemos que hacer que ese trabajo le resulte sencillo y hasta ameno. ¿Cómo? Redactando muy bien el tema. Por tanto, lo fundamental es que el tema contenga la información correcta y se lea muy bien, que demostremos a esa persona que escribimos muy bien. Es decir, la cualidad más importante de un temario es la calidad con la que esté redactado. Esto sí es fundamental. Si nuestro temario ha conducido a centenares de personas a la plaza es precisamente por esto. Si puedes conseguir un temario así, no dejes pasar la oportunidad, porque te va a dar una parte muy importante de la plaza ya que te va a ahorrar mucho tiempo.