El mundo de las oposiciones nunca es fácil. Todos sabemos que es una carrera de fondo, de obstáculos que, sobre todo al principio, nos cuesta mucho superar. Hay que construir nuevas rutinas, ser capaz de aislarse (un poco) del mundo y concentrarse día tras día en el temario, los comentarios y las programaciones didácticas. Además, la vida sigue con su propio ritmo y muchas veces compatibilizar oposiciones y vida es difícil.

Como todos sabéis, Aragón no va a convocar oposiciones de todas las especialidades de secundaria. Algunas quedarán para 2018. Y entre ellas, la nuestra: Lengua castellana y literatura. Ante una situación como esta, que nos pilla a mitad de curso, ¿qué podemos hacer?, ¿qué debemos hacer?

Lo primero que se suele sentir es rabia. Cuando uno ya ve que su maratón tiene la meta fijada para 2017, encontrarse con este cambio no resulta muy agradable para muchas personas. Pero no nos podemos quedar en la rabia, sino aprender de las circunstancias, fuéramos o no a presentarnos en Aragón. Todo debe partir de una reflexión serena.

Los opositores: siempre en manos de la coyuntura política

En primer lugar, hay que asumir que la variable política siempre influye en nuestras aspiraciones. Queremos ser empleados públicos y nuestros patronos son los políticos, personas siempre condicionadas por el presupuesto público y el electorado.

Esto quiere decir que circunstancias como la ocurrida en Aragón no son una novedad. Pensemos en Andalucía 2012, cuando se paralizaron las oposiciones (ya convocadas) en abril.

¿Qué posibilidades tengo? ¿Qué hago con mis oposiciones?

Lo segundo que hay que tener claro es que oposiciones va a haber siempre. Solo dejaría de haber oposiciones con un cambio tan brutal de la organización de España, que es imposible por medios democráticos. Hacer que el sistema educativo deje de ser público o sus puestos de trabajo no se alcancen tras unas pruebas es política ficción. Así que, dicho esto, la pregunta es ¿cuándo serán las próximas oposiciones? Y dicho esto, la conclusión es clara: hay que seguirse preparando a pesar de que no haya oposiciones este año en nuestra comunidad. Debemos seguir estudiando y comentando porque las horas que invirtamos este año las llevaremos ganadas para el próximo. Visto así, el retraso de las oposiciones puede ser en realidad una buena noticia, ya que nos puede permitir adelantar en horas de estudio y preparación a muchas otras personas que, quizá, no estudien durante este año y se tomen un año sabático.

¿Y presentarme a las oposiciones en otra comunidad?

Esta es, en mi opinión, la mejor opción. De hecho, es lo que yo hice mientras fui opositor, pues me presenté en Madrid, Extremadura y Andalucía en sucesivas convocatorias hasta que obtuve la plaza. Ir a cualquier oposición es siempre bueno porque ganaremos en experiencia. El problema es la inversión que nos genera esa experiencia. Hotel, gasolina y tiempo. Pero si dispones de las dos cosas (tiempo y dinero) yo no me lo pensaba, porque aprenderemos a enfrentarnos al examen y viviremos con menor presión (pero lo viviremos) qué es una oposición. El miedo a las bolas y al texto, la fuerza para controlar los nervios en la encerrona, en fin; todo lo que psicológicamente supone un examen de oposición. Esa experiencia nos puede ser muy útil para prepararnos  mejor, para prepararnos antes y para enfrentar mejor el examen una vez que tengamos conocimientos suficientes para ello.

¿Qué vamos a hacer en Opolengua?

Ante la nueva situación en Aragón, en Opolengua hemos planeado diferentes perspectivas para que nuestros opositores aprovechen para prepararse aún mejor, para que, el retraso nos conceda un tiempo precioso para prepararnos con más rigor.

Siempre queremos estar de parte del opositor por lo que hemos ideado diferentes opciones que satisfagan las diferentes necesidades y ritmos de estudio. Ese siempre es nuestro reto: guiar y caminar al lado de las personas hasta alcanzar los objetivos.